Estaba yo currando en la tienda ésta tarde y llegó una chavalita preguntando por un regalo para un niño de 7 años, después de aconsejarle largo rato se fué y tan felíz, hasta aquí todo normal, lo sorprendente fue cuando apareció de nuevo preguntando por su hermana, claro, pensé que se trataba de una hermana más pequeña, o una hermana mayor, pero no, me dijo: es mi hermana gemela, exactamente igual que yo, lo que pasa es que ella es más petarda. Me quedé a cuadros, porque esa chica no tiene hermana gemela (al ser esto pequeño, nos conocemos todos aunque sea de vista), pues bien, me contó miles de rollos, se inventó cosas de un club náutico (aquí en Nerja no tenemos puerto), fiesta pijama con sus amigas, vaya, que se hizo pasar por pija y después de unos minutos se largó, siempre que entraba gente se iba. Me estuve riendo un buen rato, pero es que lo mejor es cuando la veo aparecer de nuevo y se hace pasar por su otra hermana, vaya, que la chica tenía un desdoblamiento de personalidad o algo muy grave y me contó incluso sus experiencias sexuales con el novio de su hermana en el baño, relaciones tortuosas, putadas... ella solita se había montado una historia que te cagas y yo quería ser como una especie de detective y hacer que ella misma encontrase sus mentiras, pero no dió resultado, tampoco insistí mucho, porque en el fondo me daba pena, poco tendría que hacer y muy sola tenía que estar. Se iba y venía, así hasta siete u ocho veces, siempre inventando cosas nuevas y diciéndome que le dijera a su hermana tal y cual, o que su hermana era una tal y una cual... Podía haberle dicho: oye, que no hace falta que sigas mintiendo, pero como es una buena clienta y ésta tarde también había hecho una buena compra, pues qué le voy a decir, el cliente es el cliente.