Hoy me encontré con esta noticia que me sorprendió gratamente, está publicada en la versión digital del diario local Europasur (
http://www.europasur.com/ ) :
Descubren en una selva de Perú una catarata de 771 metros
Una catarata de más de 700 metros, la tercera más alta del mundo, fue descubierta en una zona selvática y montañosa al noreste de Perú, en medio de una tupida vegetación y rodeada de misterios y leyendas de los lugareños, que la mantuvieron oculta hasta ahora.
La cascada Gocta había permanecido durante varias décadas ignorada y sin que nadie se atreviera a visitarla por miedo a creencias mágicas sobre sirenas y serpientes gigantes que dejaban petrificados a quienes osaran perturbar la tranquilidad de ese paisaje natural.
Un grupo de expedicionarios alemanes y peruanos, sin embargo, acabó con el misterio y llegó hasta el lugar, revelando su existencia al resto de los peruanos y a los buscadores de atractivos turísticos.
La catarata se ubica en una región remota del departamento de Amazonas, unos 800 kilómetros al noreste de Lima, rica en flora y fauna amazónica a la que se llega tras una larga caminata desde el poblado más cercano, la comunidad campesina de Cocachimba.
El alemán Stefan Ziemendorff, su descubridor, comunicó que, por su lejanía, la caída de agua no figura hasta ahora en plano alguno. Tras las mediciones topográficas realizadas por su grupo se determinó que la cascada tiene 771 metros, siendo la tercera más alta del mundo. El Salto del Ángel, de Venezuela, es la de mayor altura con 972 metros, seguida de la catarata de Tugela Falls, en Suráfrica, con 948 metros.
Pese a que se conocía la existencia de la caída de agua, los lugareños ocultaron su existencia por las versiones que aún generan temor en la región. Una de esas leyendas habla de las apariciones de una mujer de cabellos dorados que suele acosar a los hombres que aparecen por el lugar, mientras que otra sostiene que en la poza de la cascada vive una serpiente marina gigante que custodia un enorme tesoro.
Sin embargo, la expedición de Ziemendorff ha despertado el interés de los habitantes de la zona quienes venciendo sus temores han comenzado a elaborar proyectos para la explotación turística de la caída de agua.