Acarició su vientre con dulzura desesperada
y áspera al tacto notó su piel bajo los dedos.
Una lágrima rodó sin rumbo por su mejilla,
mujer madura de dolor, suave sus manos de chiquilla.
¿Dónde estaba el fruto de sus esperanzas,
convertido en negro cieno entre sus piernas?
¿Dónde fue el calor del hombre que la amaba
y tras mil desprecios volvió su fertilidad yerma?.
Silencio desde lo oscuro de sus sueños,
la mañana es muda, no responde a nada,
muerto en el seno de sus deseos frios
un grito ahogado esperando una llamada.
Cada golpe sordo del minuto que se escapa
duele tanto como las palabras vacías
que ayer la atrapaban y la encendían,
que hoy la envejecen y se siente cansada.
¿Dieciseis años?, no es nada.
Qué os parece?