El ajuste de la economía española en términos de endeudamiento exterior toca a su fin. Al menos, eso es lo que ha ocurrido durante el primer trimestre de este año. Entre enero y marzo, el endeudamiento neto (el saldo entre lo que deben los agentes económicos y lo que les adeudan los extranjeros) ha vuelto a rozar el billón de euros. O dicho en términos más precisos. La posición de inversión internacional de España se ha situado en 999.500 millones de euros excluido el Banco de España. Representa, por lo tanto, el 93,6% del Producto Interior Bruto (PIB).
Se rompe, de esta manera, una tendencia decreciente desde que en el cuarto trimestre de 2009 se traspasó por primera vez la barrera del billón de euros. Desde entonces, todo habían sido descensos en coherencia con el ajuste exterior de la economía española. La causa de este repunte tiene que ver, fundamentalmente, con el aumento de la deuda externa de las administraciones públicas, muy dependientes de los préstamos exteriores. En concreto, el sector público debe 306.951 millones de euros a los inversores extranjeros, casi un 6% más que al finalizar el año 2010. Cerca del 30% del PIB.
Para hacerse una idea de lo que significan estas cifras hay que tener en cuenta que en 2004 -en plena vorágine del crédito- la posición de inversión internacional de España ascendía a -504.500 millones de euros. Esto significa que en menos de siete años prácticamente se ha doblado, lo que pone de relieve el brutal proceso de endeudamiento que ha registrado la economía española.
De hecho, si en lugar tener en cuenta la posición de inversión internacional de España -criterio más representativo- se atiende la deuda exterior bruta, el resultado es significativo. España debe al exterior nada menos que 1,73 billones de euros. O lo que es lo mismo, el 162% del PIB, cerca de un 4% menos que hace un año.
Los datos del banco central ponen de relieve de esta manera las dificultades que está teniendo España para reducir su endeudamiento exterior. Básicamente, por el incremento de la deuda pública. Desde el tercer trimestre de 2007, que marca el inicio de la crisis a nivel internacional tras la primera inyección de dinero por parte de los bancos centrales de la UE, EEUU y Japón, el sector público española se ha visto obligado a pedir cerca de 100.000 millones de euros en el exterior para compensar la caída de ingresos y la falta de ahorro interno.
Sector financiero y endeudamiento
Los datos del Banco de España ponen de manifiesto, por el contrario, que el sistema financiero sí está empezando a sufrir los rigores del ajuste. Sin duda, la mejor noticia para un sector fuertemente endeudado. Bancos y cajas deben al exterior nada menos que 761.218 millones de euros, prácticamente el 45% de lo que adeuda España en términos brutos (sin incluir lo que se le debe al sistema financiero).
La deuda externa de un país, tal como lo define el Fondo Monetario Internacional (FMI), comprende los saldos de todos los pasivos frente a no residentes que necesariamente van a dar lugar a pagos por amortización, por intereses o por ambos conceptos. Por lo tanto, incluye todos los instrumentos financieros, excepto las participaciones en el capital y los derivados financieros, ya que estos dos tipos de instrumentos no suponen, necesariamente, la realización de pagos.
Esas dificultades para corregir el desequilibrio exterior de la economía española se volvió a manifestar en el primer cuatrimestre de este año también en términos de la balanza de pagos. Los datos que ayer publicó el Banco de España reflejan que durante los cuatro primeros meses, el déficit acumulado de la balanza por cuenta corriente experimentó sólo “una moderada disminución”, hasta 20.514 millones de euros, en relación con los 20.985 millones registrados en 2010.
Esta ligera reducción se debió a la reducción del saldo negativo de la balanza comercial y de transferencias, y al aumento del superávit de los servicios, que compensaron el aumento del déficit de rentas.
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