El siguiente es un articulo escrito por el periodista Ruben Uria sobre la actualidad de la Liga Española. Periodista deportivo de excepción en un mundo donde predominan payasos de la talla de Manolete, Roncero o Roberto Gomez.
Si eres seguidor del Real Madrid o del Barca mejor ni lo leas por si sus palabras te pudieran ofender, si en cambio te gusta el fútbol y eres seguidor de cualquiera de los otros 198 clubs de España incluido el Alcoyano probablemente te gustara el articulo, en especial si eres simpatizante del Athletic de Bilbao o Atletico de Madrid grandes finalistas de la UEFA Europa League:
Honor a quien honor merece
Mientras Madrid y Barça siguen imponiendo su tiránica prima de riesgo al resto, mientras disfrutan de un campeonato diseñado para dos, donde ellos se comen la tarta y el resto mendiga las migajas que a ellos les caen de su exclusiva mesa, mientras sus aparatos de propaganda mediática excluyen una noticia del resto para regalar una taza y un albornoz oficial de las superpotencias, mientras sus entornos desprecian a los rivales y les faltan al respeto para quedar retratados cuando Bayern y Chelsea les rebajan su nota crediticia, mientras fabrican cortinas de humo a medida, donde uno y otro se alternan en el tiempo quejándose de un calendario que no les favorece, de los compromisos internacionales que prestigian a sus jugadores, del estado del césped o de un árbitro que no es de su aprobación, mientras todo eso sucede, la opinión pública se ha acostumbrado a medir el éxito de los clubes por el peso de sus vitrinas, por el tamaño de los titulares que generan sus ventosidades mediáticas y por el tamaño de sus chequeras, para las que siempre hay maná televisivo y nunca economía de guerra.
La trinchera mediática contribuye al ninguneo y la exclusión sistemática de otros colores e ideales, representativos e históricos, cuyos valores, méritos y esencias, en aras del mercadeo y la insoportable dualidad Madrid-Barça, reciben trato de ciudadanos de segunda. Hoy que la gloria efímera del éxito sonríe a los actores secundarios, España gira su cabeza para redescubrir que existen otros equipos legítimos, otras propuestas futbolísticas, otros idearios de juego, otros héroes como sustitutivo para el caldo gordo que habría sido la madre de todas las batallas, el enésimo Madrid-Barça de los fines de ciclo y las historias para no dormir. Hoy que los goles se han cambiado de acera y que hay espacio para dos hijos de un dios menor, el periodismo rescata a quien ocupa el lugar de los más ricos, los más publicitados, los más consentidos y los más temidos por los medios de comunicación, vulnerables a sus tentáculos. Athletic y Atlético, hoy, noticia. Mañana, olvidados. Enterrados en cal viva, como sus horarios, esos que denunció la afición del Sevilla, que volverán a ser fijados en una franja que no coincida con el peluquero de Mourinho o con la sesión de pedicura de Guardiola. Hoy respeto y gloria; mañana, apartheid mediático y reingreso al carro del pescado, donde se instalan todas esos clubes a la sombra de los dos portaviones. No es triste la verdad, lo que no tiene es remedio.
Si el fútbol es una droga dura y la tiranía se amplifica por centrales lecheras y cavernas butifarreras, Atlético y Athletic suponen una bendita sobredosis de metadona que han llevado al Nirvana a dos aficiones tan hermanadas por la historia como separadas por sus regímenes directivos. El Atlético, un gigante que ocupaba el rol del Barça, expoliado y secuestrado desde hace 25 años por una propiedad negligente, se ha ganado su pedacito de gloria por derecho propio. Sus aficionados no pueden elegir a su presidente, ven con impotencia cómo la gestión del club consiste en vender a los buenos para pagar a los malos y están hastiados de ver cómo su club, antaño histórico, ha mutado en una sociedad histérica, donde el negocio es la compra-venta de jugadores. El Atlético, rey del suspense, de la furia española, cuya afición se estremece con pasión cuando su equipo queda entre todos campeón, estará en Bucarest. Su masa social sigue siendo consciente de que todo tiempo pasado fue mejor pero, al fin, se siente orgullosa de un equipo que, como reza su himno, no es el mejor, pero pelea como si lo fuera. Autodestructivo, iregular, capaz de la fácil, la difícil y la imposible, el Atlético volverá al lugar que por historia y afición le pertenece, la elite europea. Su sitio natural. El que recuperará si aprende a disfrutar, si se predispone a crecer, si entierra el dichoso fatalismo, si mantiene su exigencia y si su propiedad no desmantela el equipo en aras del negocio.
En Rumanía también estará el Athletic tras su odisea extraordinaria. Con vuelo y ardor guerrero, made in Bielsa, un entrenador que no se queja del calendario ni se escuda en el cansancio. Sí, Madrid y Barça, siempre estarán ahí. Pero el Athletic siempre fue otra cosa. Fue el primer grande de este país, antes de Di Stéfano. Y este Athletic es un digno sucesor de sus antepasados. Tiene electricidad, presión asfixiante y un trato admirable de la pelota. Bielsa, objeto de mofa y befa nada más aterrizar, ha sido la piedra filosofal de un equipo tan intenso como exquisito. Su revolución, en el campo. La esencia, contra viento y marea, siempre presente. Miren por el retrovisor de la historia: al Athletic se le atribuyó haber quedado obsoleto, se le censuró que no se incorporase a extranjeros, se le profetizó un descenso por no ceder al capitalismo salvaje de los grandes e incluso se cuestionó su modelo, tachándolo de quijotesco, porque hundiría al club. Este Athletic de Bielsa, con chavales de la tierra (aquí es donde se quejan otras canteras), sin extranjeros (aquí es donde todos silban y miran hacia otro lado), sin un presupuesto de gigante (aquí es donde el periodismo se inhibe para denunciar el reparto televisivo) y sin traicionar su genética, ha sacado de primer plano a los más ricos. 'Los leones', con menos dinero pero más ilusión, con más cantera y menos cartera, son un ejemplo. Honor a quien honor merece.
Nuestro fútbol, saturado por el duopolio, necesita alternativas, otros héroes, un nuevo orden que permita soñar con la gloria a nuevos héroes, cuyas victorias quizá no generen ni tanto ruido, ni tanto azúcar, ni por supuesto tanta audiencia, pero que también son de Dios.
Rubén Uría / Eurosport
http://es.eurosport.yahoo.com/blogs/rub ... 57114.htmlUn saludo
?? mejor sigue con tus libros... ![[+risas]](/images/smilies/nuevos/risa_ani3.gif "más risas")
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