Historia que empecé y no terminé

A petición de SuntZu y Mello en el canal de jabber, que me han animado a subir el primer capitulo de una historia que me puse ha hacer en su dia y no acabé. Si leo cosas buenas quizas me anime a terminarla, ahi os dejo el inicio!

Episodio 1: El despertar


Apacible noche de verano se cernía sobre la ciudad de Sant Boi. Era un verano caluroso como hacía tiempo que no se sentía y el ligero frescor que había por la noche invitaba a la gente a salir a las calles a charlar o a dar un paseo con sus amistades.
Pese a este clima agradable nadie pasaba en ese instante por el camino que conducía al cementerio desde el barrio de Ciudad Cooperativa. Este camino estaba iluminado en su inicio por dos grandes farolas que daban luz a un parking raramente utilizado a la derecha del camino, mientras que a la izquierda un descampado negro se tragaba la luz. Más adelante el camino se oscurecía en el tramo que transcurría entre los muros del cementerio y el psiquiátrico, allí solo llegaba la luz de la luna, y tras cien metros de oscuridad aparecía la puerta del cementerio donde varias farolas iluminaban la apartada plazoleta que daba entrada al camposanto.
En el tramo más oscuro del camino, entre los oscuros muros, se encontraban dos cuerpos tendidos en el suelo en una postura que recordaba a la de un cadáver en su funeral. Se trataba de una chica rubia y largo cabello, con buen cuerpo y bella cara. Tendido a su derecha se encontraba el cuerpo de un chico ligeramente más joven, tenía el pelo corto y moreno y su físico era el normal para alguien de su estatura; ambos estaban vestidos y no presentaban signos de violencia ni había sangre a sus alrededores, cualquiera que hubiera pasado por allí se habría llevado un buen susto al encontrarse estos dos cuerpos tendidos en el suelo de tal postura.
Un frescor veraniego fue lo primero que sintió la chica cuando comenzó a recobrar el conocimiento, abrió lentamente los ojos y vio el estrellado cielo sobre ella. Tardó algunos segundos en comenzar a pensar donde se encontraba, se irguió hasta quedar sentada en el suelo intentando reconocer ese camino que seguía a su derecha y a su izquierda, así como el muro que tenía frente a ella y a su espalda, nada le parecía familiar. Ni siquiera el chico que seguía tumbado a su derecha en tan funesta postura. Se inclinó a su derecha y comprobó que éste seguía con vida ya que respiraba apaciblemente, solo dormía. Decidió finalmente levantarse sin despertar al desconocido y notó un ligero dolor en su antebrazo izquierdo, pensó que posiblemente se habría dado algún golpe al caer al suelo. Una vez en pie comenzó a sentir miedo; miedo porqué no sabía donde se encontraba, miedo porqué estaba en la oscuridad con un desconocido tendido en el suelo y miedo por no saber ni quien era ella misma.
Decidió alejarse de allí y no llevaba tres pasos cuando tropezó con algo. Apunto estuvo de caer al suelo y se asustó un poco al ver lo torpemente que andaba. Parecía como si hiciera mucho tiempo que no movía un músculo. Agachó la cabeza y reparó que había tropezado con un objeto que parecía una bolsa. Se agachó y lo cogió. Se trataba de un bolso de tela negra, al parecer a alguien se le había caído por allí. Abrió el cierre de cremallera y metió la mano, notaba que dentro había varios objetos pero la tenue luz de las estrellas no la dejaban ver más que vagas formas. Así que decidió seguir el camino ya que a lo lejos se veía una tenue luz.
Cuando los muros se separaron en direcciones opuestas a ambos lados del camino vio que se hallaba cerca de una ciudad. El camino conducía a un parking donde apenas había tres coches dispersos dónde cabían un centenar. Dos altas farolas iluminaban dicho parking y al final del camino este llegaba hasta unos edificios de viviendas. Pero no vio un alma en la calle. Se fue acercando a una de las farolas y se apoyó en ella. Seguía sin reconocer el lugar y el hecho de no encontrar a nadie no sabía si la asustaba o le alegraba. Una cosa si sabía, hasta que no se aclarase un poco las ideas prefería estar sola.
El ruido de una moto a lo lejos la hizo despertar del trance en el que se había metido intentando recordar quien era ella o cómo había ido a parar allí, era inútil, no conseguía recordar nada anterior al momento de despertarse. Volvió a mirar al bolso que colgaba de su mano derecha y miró su contenido. Un teléfono móvil, un monedero, compresas, klínex, un estuche de maquillaje y un llavero con varias llaves era todo lo que contenía el pequeño bolso. Abrió el estuche de maquillaje esperando encontrar un espejo que le revelara su rostro y así fue, pero muy a su pesar su cara no le decía nada, era como si fuese la primera vez que se veía en un espejo. Tras largo rato mirándose sin recordar nada abrió el monedero. Dentro había en un pequeño compartimiento varias monedas y al otro lado una tarjeta de crédito tras la foto de un hombre. En otro compartimiento había un carné de identidad. Miró fijamente la foto y comprobó que la chica que salía en ella le era muy familiar. Con el carné en la mano volvió a coger el estuche de maquillaje y volvió a mirarse al pequeño espejo y comparar la imagen con la foto del carné. El bolso se le cayó al suelo junto con el espejo. No le cabía duda, la chica de la foto era ella, el carné era suyo y lógicamente el bolso también debería ser suyo, fue entonces cuando miró su nombre y lo leyó como si fuera la primera vez que lo pronunciaba.
-Aïda, Aïda Ruiz Sánchez -



Acepto todo tipo de criticas, no os corteis!
Tiene buena pinta, muy interesante y me has dejado con ganas de más.

Saludos
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