Manuel se había mudado a una casa solo, ya que había decidido que ya era hora de independizarse, y dejar a sus padres.
La casa, bastante grande para una sola persona, era hermosa:
tenía dos pisos, un sótano, y un hermoso parque.
Cuando Manuel terminó de acomodar todas sus cosas, la primera noche que pasaba en su casa nueva, solo, a él le causaba mucha emoción;
pero no sabía que esa emoción se convertiría en la experiencia que lo marcaría de por vida.
Cuando por fin logró dormirse, algo hizo que perdiera el sueño, se desvelara completamente, y se dirigió a la cocina para tomar un vaso de agua.
Para llegar a la cocina, bajando la escalera, había que atravesar el salón...
Cuando lo hizo, sintió que un frío helado le recorría todo su cuerpo, se fijó y corroboró que todas las ventanas estaban cerradas, como él mismo las había dejado antes de ir a dormir, y más aún, que la estufa seguía encendida.
Por eso, el frío congelante le provocaba un gran desconcierto; De repente, miró sus pies, y vió que todo el piso estaba iluminado, miró hacia atrás para ver de dónde provenía esa luz, y lo que vió hizo que dejara caer el vaso de agua al piso y se rompiera:
Una joven de aproximadamente 16 años, que llevaba puesto un camison rojo, y usaba anteojos, rubia de cabellos largos, pero completamente pálida, sus labios morados, y con la ropa desgastada, rota y sucia.
continuara .......