Hola a todos, voy a empezar contando mi historia completa (la cual no tiene porque interesarle a nadie así que pondré el asunto del hilo más abajo) para que se entienda bien cómo he llegado hasta aquí.
Siempre fui un niño introvertido, con más miedo que verguenza, pero sin embargo muy gilipollas en cuanto le daban un poco de coba y que se cebaba con el que era más débil (de lo mejorcito vamos) lo que me llevó a tener una infancia no muy agradable aunque tampoco traumática.
Esto se unió a la opresión por parte de una familia que no hacía más que ponerme barreras a mi libertad (luego enfatizaré esto) y aunque no era mal estudiante, no paraban de quejarse de lo mal que lo hacía todo, que iba a acabar mal y ese tipo de cosas.Y así era seguramente, nunca daba una.
Después llegó la adolescencia, a los 13-14 años y todo empezó a mejorar. Hice amigos y no me iba mal, pero claro, no todo iba a ser tan bonito y pronto me encontré con muchas barreras. Mientras que otros chavales podían ir y venir, salir de botellón hasta tarde, andar por la calle todo el día...a mí me tocaba aguantar la constante coacción (o vuelves a la 1 o te quedas durmiendo en la calle, cómo vas a salir dos días seguidos, no puedes ir allí, no puedes quedarte a dormir en casa de fulanito...etc)
Ahora habrá quien piense que soy un exagerado y que eso lo hacen muchos padres, pero no, aquello no era normal y menos cuando la situación se mantuvo prácticamente igual hasta pasados los dieciocho, cuando resultaba que "no estaba en mis cabales" (palabras literales) si quería volver a las seis a casa. Un día con 15 años me dio por volver borracho a casa, bien, desde ese día prácticamente no podía hacer nada, ni fiestas ni pollas, lo cual no ayudaba demasiado a las relaciones sociales, algo que sospecho no me ha venido bien teniendo esta personalidad tan especial y voluble.
El tema de las chavalas es algo curioso, que ya he comentado por aquí alguna vez. Empecé teniendo rolletes bastante joven, pero ya desde entonces se iba viendo que algo no andaba bien conmigo:
El primer rollete que tuve fue una buena amiga que me pidió salir, yo le dije que sí y entonces no podía ni mirarla a la cara, como si me fuera a comer. La segunda fue una amiga de mi prima que me pidió a mí también, pero ella vivía en otra ciudad y solo hablábamos por messenger, hasta que se cansó.
La tercera le pedí salir yo, y aunque no me moría de verguenza como la última vez no me atrevía a tocarla demasiado (dos días contados duró la cosa) La cuarta sí conseguí vencer mi miedo y liarme con ella, y la cosa fue bien, hasta que apareció otro a la siguiente semana. La quinta era una niña muy mona pero demasiado buena como para liarse con su novio hasta los 18, así que paso de contar el ridículo que hice.
Así pasando por algún fracaso más, tuve mi primera novia a los 18, con la que duré unos meses y no llegamos a follar, por una combinación de factores en la que por supuesto estaba presente el tener más miedo que verguenza. Desde entonces más fails del estilo, hasta llegar al año pasado por estas fechas. Empezamos con muy buen pie, pero pronto empezó a echar tufo la cosa: Siempre estaba ocupada, solía ser más fría que el hielo en persona (luego sin embargo por wasap me hablaba todos los días) Pasaban las semanas, y yo andaba más caliente que una estufa, pero la cosa iba demasiado lenta, y un día me tocó los cojones al decirme que podía quedar solo una horita para después ver a las amigas...Así que un día salí de fiesta con unos amigos (Aleluya con 19 años) y me lié con una chavala. Me dio el número y al día siguiente procedía a contárselo a mi novia con la intención de cortar.
Estuve hablando con la nueva chavala un par de días, y aunque me seguía el rollo me dio largas en cuanto le dije de quedar, ridículo.
Aquel fue el golpe final, no me podía creer lo fracasado que era. A todo esto hay que sumarle el tema de los estudios (dos módulos que empecé para dejarlos a medias) y de las amistades, que se iban evaporando a una velocidad vertiginosa, conforme ellos iban avanzando en la universidad. Ahora solo veo a los del pueblo de vez en cuando, y a los de toda la vida ya prácticamente contacto cero. Solo tengo 20 años, y parece que tengo 40. Es absurdo.
FIN DE LA HISTORIA (TEMA DEL HILO)
Tras dos módulos que dejé sin terminar, el año pasado encontré mi nueva vocación, que era estudiar una carrera.Vocación motivada, más que nada, por las ganas de fiesta, por la envidia hacia mis amigos y conocidos que les iba todo de maravilla y andaban todo el día ocupados oye. Yo no soy menos me dije, así que me lancé a la aventura aun siendo consciente de lo irresponsable que había sido hasta entonces. Esta vez será distinto decía.
Empecé bastante bien, muy motivado con lo mío, con ganas de aprender, de hacer amistades, de convertirme en alguien de provecho y dejar todo atrás.
Y así fue los dos primeros meses, pero una vez más, mi naturaleza unida a unas circunstancias extrañas, empezaron a hacer mella. Toda la gente de mi carrera, va bastante a lo suyo: salvo algún partido de fútbol o unas cervezas algún día después de clase, todos están con sus cosas, sus amistades de toda la vida, su novia...(vamos todo lo contrario a lo que me a tocado a mí...curioso) y ni un triste día de fiesta han salido.
Me desmotivé y empecé a dejarlo todo, me hundía cada vez más en una espiral de mierda, sin ganas de nada, sin perspectivas de futuro.
Desde el fracaso con la chica la fiesta, fue como si mis cojones se hubieran metido de nuevo para dentro. Tuve contacto con una chavala de Badoo (que también conté por aquí) para quitarme cierto peso de encima. Una vez nada más, no merecía la pena para nada (la tía era gilipollas, aunque como veis yo tampoco ando sobrado) pero era como por obligación, me sentía menos hombre si no lo hacía ya.
La gota que derramó el vaso, ocurrió en Nochevieja, cuando salí con mi prima y unas amigas suyas. Salí dispuesto a comerme la noche, pero como venía siendo de costumbre me comí una mierda, de nada había servido quitarme el peso, seguía siendo el mismo inepto. Siempre soy yo el que falla, el que tiene que ver desde la barrera como otros son más afortunados o hábiles que yo. Exploté. Demasiadas malas experiencias, demasiados fracasos, demasiados errores. Pensé en tirarme a las vías en cuanto oí que el tren se acercaba, y no os engaño, a punto estuve, solo tenía que dar un salto. Si no lo hice fue porque a pesar de todos mis defectos, pensé en esas personas a las que jodería de verdad si hacía esa gilipollez. No lo hice por ellos, y porque algo dentro me decía que aún no era tarde para mí.
Desde aquel día han sido unas semanas tranquilas, he aprobado tres de las cinco asignaturas de este cuatri (no se ni cómo) y he retomado con fuerza el gimnasio. Empezaré de nuevo las clases la semana que viene y he recuperado las ganas de trabajar. Pero soy consciente de que tengo un problema, no me gusta en lo que me he convertido, cada detalle de mí, dejando de lado el físico (el cual no me ha solucionado nada) me disgusta en mayor o menor medida. Soy inconstante, me vengo abajo con facilidad y enseguida me como la cabeza con cualquier tontería. Cualquier excusa es buena para tirarlo todo por la borda, y cuando estoy haciendo lo que tengo que hacer no tardan en saltar pensamientos negativos, recordándome lo mal que me va todo, que nada de lo que haga valdrá la pena, es como si tuviera algo dentro de mí que no deja de sabotearme. Estoy hasta los huevos chico/as...Quiero cambiar pero no se ni por dónde empezar, ya ni siquiera soy capaz de engañarme a mí mismo. Gracias por leer, y agradecería que fueseis sinceros y que no os cortéis si me tenéis que decir las cosas crudamente.
Un saludo