PRÓLOGO
¿Qué es el Zen? Para esta pregunta oportuna, hay mil respuestas y ninguna. Y es que el Zen es la "doctrina de la nada", y ¿qué se puede decir de la nada? Podría zafarme disertando sobre los orígenes del Zen, las formas que adoptó en el transcurso de los siglos en la India, en la China, en el Japón, explicar eruditamente lo que no es (una religión, un sistema filosófico) o bien narrar la vida de los maestros Zen ilustres; podría utilizar términos abstrusos, enredarme en frases sibilinas, envolverme en humos...
"Querido autor, por favor, manténgase dentro del tema ¿qué es el Zen?
- Supongo que ha oído usted hablar de los jardines zen, la poesía zen, el teatro zen, la pintura zen...
- Responda a la pregunta que se le ha hecho ¿qué es el Zen?
- ¡Es usted de una testarudez insoportable! Además, ¿cómo hacer captar lo inaprensible?
- Al menos inténtelo...
- El Zen es una actitud mental, una manera distinta de comprender la realidad, es ver -sin aprioris intelectuales, sin parasitismo emocional- la cosa desnuda: una flor, una piedra, un paisaje, un pájaro, una rana.
Un viejo estanque;
una rana salta en él;
el ruido del agua
Lo que es, es. Levanto el dedo, me siento en silencio... y también allí está el Zen", escribe el maestro D.T.Suzuki. En los más humildes aconteceres de la vida cotidiana, para quien sabe "ver" sin imponer la pantalla de sus deseos, de su inteligencia, de sus miedos, de su "ego", aparece lo infinito. Toda cosa, para el Zen, es mensaje de absoluto, ya es absoluto.
Sé muy bien que esta afirmación no basta, aunque despierte en nosotros un cantar desconocido. Por eso lo iluminaré de espalda, de perfil, de frente y de través ofreciendo, en la primera parte, veintiún cuentos, escogidos cuidadosamente entre cientos -indios, chinos, japoneses- que he adaptado y revisitado; y, en la segunda parte, cortos poemas, esos monósticos de tres versos, los haikus, que son la poesía del Zen. Una vieja leyenda cuenta que un monje llamado Ekatu no entendía nada de la esencia del Zen, pese a los años de aprendizaje y esfuerzos meritorios. Conoció repentinamente el Despertr al recibir por descuido un golpe de bambú en su terco cráneo. Nunca se sabe, un cuento...
HENRI BRUNEL
Extraido de "Los más bellos cuentos Zen". Compradlo. O robadlo, a mi ya me da igual ^,^