El Guardián del destino XXIII: Fin, para volver a empezar

El corazón le dio un vuelco a Bolgar que no sabía cómo reaccionar. Se acercó lentamente al muchacho con intención de animarlo, pero cuando éste le vio se acurrucó más contra las cajas que le rodeaban dejando ver el miedo que procesaba al guerrero.
- ¿Por qué ... por qué me huyes? – preguntó Bolgar con la voz entrecortada
- Tú me quieres llevar lejos de aquí, de mi tierra
- Estás en peligro, muchacho. Debes venir conmigo. Juntos iremos a un lugar seguro.
- No quiero. Quiero volver a mi casa.
- Pero ya te he dicho que no puede. Hay gente ahí fuera que está esperando encontrarte solo para ... bueno, ya sabes...
- Para matarme, ¿no? - se apresuró a terminar la frase Karib.
- Sí. Por eso debes venir con...
- No quiero ir contigo. Todo lo que me ha ocurrido es por tu culpa. ¡Desde que tú apareciste no ha parado de ocurrirme cosas terribles! No quiero verte más. ¡Sal de mi vida!
Los gritos de Karib se pudieron oír en casi toda la calle y algunos se asomaron a las ventanas para ver qué era lo que ocurría. Bolgar, por su parte, comenzaba a irritarse y a perder la paciencia. Y así lo dejó ver en el tono de su voz que se tornó mucho más severo y firme.
- Vas a venir conmigo quieras o no. Tengo una misión y nunca he fallado. Ésta no va a ser la primera.
- A mi no me importan tus misiones. Voy a volver a Aucus quieras o no – Karib se levantó y su voz también se volvió severa y amenazante, pero dejaba ver inseguridad y nerviosismo.
- Ah. ¿Estás seguro de ello?-Bolgar cogió el brazo de Karib y apretó con fuerza -. Vas a venir conmigo quieras o no. ¡Y no lo repetiré!
El forcejeo duró unos segundos, pero claramente el débil muchacho no podía contra la fuerza de Bolgar. Por mucho que arañaba, mordía o intentaba soltarse, la mano del guerrero no lo soltaba. Empezó a gritar pidiendo ayuda pero era todavía demasiado temprano como para que nadie le socorriese.
Poco a poco salieron de la calle principal y tomaron el camino a la casa de Bolgar. Karib casi se había resignado a ir con aquel .... bueno, cuando escuchó pisadas y ruidos metálicos. “Guardias”, pensó, y rápidamente volvió a gritar cuanto pudo pidiendo ayuda. El ruido se detuvo un instante y se dirigió hacia ellos. Bolgar se detuvo y miró con furia reprimida al muchacho que le devolvió la mirada con una sonrisa malévola antes de continuar gritando.
Sin saber dónde esconderse ni qué hacer, Bolgar le tapó la boca a Karib justo cuando tres soldados aparecieron por una de las esquinas. Llevaban puesto una cota de láminas por debajo de unas túnicas rojas representativas del país. En su cinto llevaban cada uno espadas largas envainadas, pero al ver la escenita llevaron las manos a ellas preparados para sacarlas.
Karib se sintió tan profundamente consolado por la aparición de aquellos soldados que olvidándose de todo lo que le podría suceder si enfurecía a aquel hombretón, le mordió en la mano que le impedía hablar continuó pidiendo ayuda, pero esta vez dirigiéndose a los soldados que tenía enfrente. Bolgar se apresuró a hablar.
- Eh... lo siento mucho, mi hijo, ya ven está algo... revuelto
- Sí, sí, ya lo veo – contestó un guardia después de consultar con la mirada a su compañero -, pero debería de saber que estas no son horas para tener al crío chillando, haga el favor de...
- ¡¡ Yo no soy su hijo !! – gritó Karib desesperado, pero la reacción que tuvo en esta ocasión Bolgar fue mucho peor de lo que se pudo imaginar. El guerrero le propinó una bofetada en la cara que le dejó un tremendo dolor en todo el lado izquierdo Pero sobre todo le dejó tan sorprendido que se olvidó de seguir gritando y de oír el resto de la conversación entre Bolgar y los guardias. De pronto, algo le comenzó a zarandear y volvió a atender al resto del mundo. Era Bolgar el que intentaba hacerlo volver en sí.
- ... y es que me pusiste en un aprieto muchacho, no tuve otro remedio... ¿Me escuchas?
- ... sí...sí – respondió Karib algo atontado y sorprendido todavía.
Los soldados ya se habían ido y se encontraba de nuevo solo con el fornido guerrero y con la lluvia. Un sentimiento de ira apareció repentinamente en la cabeza del joven cuando se recuperó totalmente de aquel shock emocional y tan pronto como pudo se soltó de las manos de un sorprendido Bolgar que no dejaba de mirarle atónito. Sin embargo, su rostro comenzó a tomar nuevamente un aire enfadado.
El momento era tenso. Los dos se cruzaron las miradas intentando mantenerlas fijas en los ojos de su adversario y ninguno parecía ceder. Finalmente, Karib abandonó el reto desviando su mirada hacia la derecha, dejando a la vista de Bolgar el lado contrario de la cara aún sonrojado por el golpe recibido.
- No puedes obligarme a ir contigo – dijo con tono amenazante el muchacho.
- Claro que puedo, por si no lo sabes todavía, vas a venir conmigo quieras o no.
- No puedo creerme que intentes hacerme esto. Por un momento creí que eras mi amigo, pero ahora veo que precisamente no es eso lo que eres.
- Soy el único amigo que te queda en esta ciudad. Así que tú mismo verás que es lo que quieres pensar, pero vamos a emprender el camino hacia Chro, lo quieras o no.
- ¡Nunca! – la voz de Karib se alzó mucho más fuerte de lo que lo había hecho hasta el momento. En ese momento comenzó a alejarse de Bolgar sin darse cuenta del lugar en el que se encontraban.
- No vas a amedrentarme con esas palabras. Y, por cierto, ¿prentendes acaso atravesar el río?
Fue entonces cuando el muchacho dirigió una mirada hacia donde se dirigía y contempló con clara impotencia que se encontraba en un callejón sin salida cuyo final era el mismo río Elo. Sus aguas estaban completamente revueltas por culpa, en gran medida, de la lluvia que todavía caía en la ciudad.
El cauce del río estaba bastante por encima de cómo lo había visto un par de días antes, durante las fiestas. Al parecer podía soportar pocas lluvias el dichoso río. Sin embargo, y a pesar de todo, Karib siguió retrocediendo en dirección a las movidas aguas ante la fija mirada de Bolgar.
- El río baja.... – comenzó a decir el muchacho
- No hace falta que lo jures
- ... hasta Aucus....
- ¿Qué... qué pretendes hacer?
- ... no me iré contigo....
- ¡Karibdis! – los ojos de Bolgar se abrieron como platos cuando descubrió el plan del muchacho, pero ya era demasiado tarde para ello. Karib se había lanzado de cabeza al mismísimo río Elo con la intención de escapar de su perseguidor y llegar a su ciudad natal, Aucus.
Tan rápido como pudo, Bolgar se lanzó al agua para alcanzar al muchacho. Se quitó la armadura que llevaba y las armas, luego comenzó a buscarle, pero sus esfuerzos fueron en vano. Karib no volvió a la superficie de las aguas aquella noche.
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este es el ultimo capitulo de la 4ª parte.
Esta historia es una joya para mi. Asias por leerlo y para ver la 5ª parte deberéis de pagar el precio del libro ( pq lo voy a publica )

[burla2] [burla2] [burla2] [burla2]
e bromaa ( lo de pagar )
Aquí acaba la fase de presentación de personajes. El sendero del destino está abierto para Karib y Bolgar.
¿Qué les deparará el futuro? Sólo yo lo sé. Y os aseguro q vale la pena.
Nos e ves
:D

Pues nada, mucho prometes... a ver que tal sale la cosa.... ;)
Demasiado jajajaja
se me han subio un poco los aires en este capitulo ^^

weno
nos vemos en madrid ( a ve a ve) [beer]
2 respuestas