El Guardián del Destino LXIV: El final del Ascenso

El ascenso a la torre llega a su final, pero no sin alguna que otra sorpresa. Tras la charla con vernarder, karib se ha dado cuenta de que es para Bolgar algo más que un objeto. ¿Porqué? ¿Qué queire Bolgar de él?

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La noche avanzaba y los viajeros hacían lo mismo. Doloridos y cansados, seguían subiendo con la ilusión de descubrir los secretos que se encontraban en la cima del pilar, pero aún tuvieron que parar más veces para descansar.
Poco a poco fue apareciendo sobre sus cabezas la figura de una de las torres que componían el alcázar. Desde esa distancia parecía mucho más pequeño que visto desde lejos. Karib recordaba que, aún de niño, solía imaginarse aquel palacio tan grande como un pueblo entero. Naturalmente ahora veía que eso era demasiado exagerado, pero después de ver el palacio de Ol, empezó a comprobar que el de Dulain iba a ser bastante menos ostentoso.
Bolgar, que había subido todo el tiempo en primer lugar, algo separado de los demás, llevando a cuestas a Derlander, estaba ahora delante de ellos, caminando bastante despacio, casi arrastrando los pies. Karib no se atrevía a ofrecerle su ayuda, porque no sabía qué reacción iba a tener, pero tampoco podía verle así.
Era extraño cómo, después de la charla que había mantenido con Ver, su manera de mirar al guerrero había sido mucho menos dura. Incluso sentía algo de lástima por él al verlo siempre tan sólo y alejado.
Por fin se decidió y se puso a la altura de Bolgar. El pilar estaba aún húmedo, y cuando lo rozó sintió un escalofrío. Se sentía estúpido allí, al lado del hombre, sin embargo, tomó aire y le preguntó.
- ¿Te… te puedo ayudar, Bolgar?
- No – contestó secamente.
- Pero, Bolgar, llevas todo el camino…
- He dicho que no.
- Pero, no seas tonto, yo puedo…
- ¡No!

Ante el grito, Karib se quedó parado, pero Bolgar continuó su lento caminar hacia la cima. El muchacho se enfadó mucho con la actitud del guerrero, jadeante. Porqué no era capaz de aceptar su ayuda. Karib volvió a acelerar el paso y se colocó nuevamente a la altura del hombre. Le dirigió una mirada llena de furia asegurándose de que el guerrero la viese y le adelantó. Realmente no sabía porqué motivo hacía aquello, pero creyó sentirse mejor al no ir detrás de Bolgar y casi sin darse cuenta llegó al final de las escaleras.
Un alto muro de roca desnuda se alzó a su izquierda sustituyendo al pilar, húmedo y frío, que les había acompañado hasta ese momento. Al verlo, Karib redujo el paso y comenzó a prestar atención a lo que aparecía a su alrededor. Al frente, una curva más pronunciada que las anteriores conducía el camino al interior del pilar por el que aún caían hilos del agua que antes lo rodeaba.
Dubitativo, Karib tardó en atreverse a pasar por la especie de puerta que lo introducía en las entrañas del misterioso lugar, pero cuando escuchó los pasos de Bolgar cerca de donde se encontraba el enfado con el guerrero le hizo avanzar hacia delante, hasta que desapareció en las sombras.
Anduvo un pequeño trecho con un poco de luz, siempre subiendo, pero al hacer el camino un nuevo giro, perdió el brillo de Luna y avanzó completamente a oscuras. Iba palpando la pared con ambas manos, cada una hacia un lado, asegurándose de que no había ningún desvío que pudiese complicarle la vuelta atrás, si era necesario. Pero no los encontró. Un único sendero ascendía a modo de rampa por aquel lugar oscuro, pero seco, por fin.
Tras él pudo oír el eco de la voz de Bolgar que, seguramente, habría llegado también a la entrada de aquel túnel, pero Karib decidió continuar él sólo.
Una luz apareció frente a él indicándole el final de aquel túnel, lo que le animó a ir más deprisa. Y por fin llegó al final. Salió a un camino ascendente bordeado por una pared de roca de unos cinco metros de altura que, poco a poco, iba disminuyendo en altura hasta alcanzar el nivel del camino. Al final de éste se alzaba el castillo de Dulain, de piedra blanca y áspera, irregular, que se tornaba azulada a la luz de Luna. Cuatro torres cilíndricas se situaban en las cuatro esquinas del cuerpo central del castillo, adornadas por ventanales y balcones.
Pero había una torre más, en el centro del palacio, más alta que las demás. Partía del patio interior de Dulain y se alzaba varios metros por encima de las otras cuatro. La parte frontal del palacio estaba surcada por una puerta enorme de madera, bordada por dos estatuas talladas en la piedra de mujeres vestidas con una simple tela. Encima del portón se encontraba un escudo de armas en el que se podía ver un halcón, un árbol y una estrella. A ambos lados varios ventanales con cristaleras azules oscuras terminaban de adornar la entrada del castillo de Dulain.
Dulain era más pequeño que el palacio de Ol, pero era sin duda el espectacular paisaje que lo rodeaba el que dejó completamente anonadado a Karib. El alcázar se encontraba en una isla de piedra irregular, con pequeños montículos y diminutos valles que terminaban bruscamente en un precipicio que desembocaba en el lago desde donde comenzaron la escalada. A lo lejos, al norte, se podían ver las extensas llanuras de Tirya, incluso la bahía Corrien, en el mar del Seyno, uno de los mares de Seya, como una enorme mancha negra en el amarillo oscuro que son las praderas. Al este y al sur, la isla de Tessera, unida Tirya por el estrecho Lemmin.
Casi sin darse cuenta se vio rodeado de los demás compañeros de viaje que, como él, estaban entre asombrados y temerosos de ver aquel lugar, inaccesible para ellos hasta ese momento. Bolgar, por su parte, cargando a Derlander, avanzaba despacio hacia el portón de madera. Una vez allí, llamó a la puerta tres veces.
El silencio reinó en lo alto de Dulain. Una sensación de soledad llenó a Karib en ese momento. Ningún sonido llegaba allá arriba. Ni pájaros, ni viento, ni el relincho de los caballos al que estaba acostumbrado. Nada. Entonces un suave chirrido y un rozar de madera le devolvió la mirada al portón.
Una intensa luz provenía del interior y cuando la puerta estuvo abierta tuvo que cerrar los ojos para no deslumbrarse.
- Humanos de tierras lejanas – dijo una voz femenina -, habéis llegado a Dulain. ¿Cuál es el motivo de vuestro viaje?

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por favor, te ruego que seas MUY crítico porque esta parte no me convence en especial, aunque me he llevado MESES para intentar describir Dulain de manera que me guste.

Por otro lado una mala noticia ¬¬0, me han denegado la beca, aunque voi a reclamar, je¬¬0 me dicen q no tengo créditos suficientes, Y TENGO 12 ASIGNATURAS , pa matarlo amos.

Weno, nos e ves y un abrazo con mucho cariño
Me ha gustado, todo claro y detallado. Muy bien. [oki]

Lo que no he encontrado ha sido las sorpresas por ninguna parte, supongo que vendrán con el próximo capítulo.

Vaya, siento lo de la beca... la verdad es que es un cachondeo, porque yo conozco a familias forradas y sin embargo sus hijos tienen becas.. no sé.. espero que tengas toda la suerte del mundo y podamos leernos pronto.

Ánimo.
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