El Gobierno sí tendrá vacaciones de Semana Santa

Hace exactamente un año el Gobierno de Zapatero no paraba. Todos sus miembros, especialmente la vicepresidenta María Teresa Fernández De la Vega, multiplicaron sus actos políticos esgrimiendo que había que "aprovechar el tiempo en el que no hay la presión del despacho, del día a día, para poder planificar un poquito".

El mensaje que se quería lanzar era el de'‘No cerramos por vacaciones' y las consignas fueron tan claras que incluso Manuel Chaves y José Blanco – en aquel momento recién nombrados vicepresidente y ministro, respectivamente - tuvieron que regresar de sus escapadas e improvisar una reunión en Madrid.

Todo lo contrario a lo de este 2010. La idea originaria era la de disfrutar de unos días de asueto con los deberes hechos, pero no ha podido ser. La negativa de todos los partidos ha dejado al Gobierno sin foto en las escalinatas de Zurbano para escenificar el manido 'consenso' contra la crisis. Las formas y las prisas del Gobierno no han gustado y uno a uno todos los partidos, a excepción de UPN, han dado calabazas al Ejecutivo.

Tal ha sido la desbandada que el Gobierno ha optado por maquillar el plantón sacrificando la aplicación inmediata de las medidas en aras de alcanzar un acuerdo la semana que viene, antes de aprobarlo el día 9 por vía de decreto-ley. Algo contradictorio si recordamos que José Blanco, ahora mismo el hombre fuerte de Zapatero, calificó las medidas de "extraordinarias" y con "carácter de urgencia". Se conoce que no era para tanto.

Así las cosas, parece que no habrá sorpresas estos días. Ni siquiera en relación con la composición del Gobierno como ocurriera hace un año. Los asesores de los ministros tienen vía libre para ausentarse de la capital y todo apunta a que el propio presidente Gobierno recargará las pilas en Doñana antes de reincorporarse el lunes a una apretada agenda que incluye un par de mítines y varios viajes internacionales.

Sin embargo más de un fontanero de Moncloa habrá optado por contratar, por si acaso, el seguro por cancelación. A Zapatero le molestaron mucho las filtraciones de su anterior remodelación de Gobierno y nada la gustaría más que realizar la próxima sin aviso previo y pillando con "el culo al aire" a más de uno. Como ha señalado el ex ministro de Administraciones Públicas Jordi Sevilla: "Zapatero no se fía ni de su mujer".