Al volver fueron vitoreados por la multitud de aquella parte de la ciudad. Había sido un duro golpe al enemigo, y Tom, Fred y Pood fuero aclamados como héroes. Ellos andaban algo desconcertados pero como les encantaba, pues a lo suyo, y pan con bizcochos. Tom les quiso mandar a freir espárragos pero él nunca tuvo suficientes agallas para nada.
Al día siguiente pidieron una ruta para llegar al nucleo central, desde el cual poder general una puerta que los llevara a casa. Tom no había cenado aún y Fred empezaba a intuir que las gafas que se había puesto no llevaban cristales, pero en ese momento cruzó por su mente un pensamiento totalmente irrelevante para la historia y la cosa no pasó de ahí.
Una vez obtenida la ruta, cogieron la puerta señalada por la misma. Tendrían que cruzar tres mundos más antes de llegar allí. De nuevo el viaje a toda velocidad entre las puertas, y de nuevo aterrizaron de la misma insólita manera en otro lado. Aquella vez cayeron en el agua. ¡Plof! hiceron los tres al caer en el agua. Eran pequeñitos. O eso, o las piedras que decoraban aquella burbuja cristalina que contenía el agua era muy grandes. Había un barco hundido y un pez viendo Crónicas Marcianas. ¡Un pez! Era de color verde, verde pez, y estaba sentado mirando la tele con cara de estar viendo la tele. Cuando reparó en su presencia, algo molesto debido a una almorrana que lo inportunaba ultimamente, el pez se acercó a ellos.
-Hola, seres, ¿Qué haceis aquí, en mi pecera?
Tom abrió la boca para hablar pero de ella solo salieron burbujas. Como dije, él nunca tuvo agallas para nada. Pero Pood era un cangrejo, y él sí podía hablar debajo del agua.
-Buenas, somos un grupo de viajeros. Teníamos que pasar por este mundo para llegar al núcleo central.
-¿Al qué?
-Claro.
-Bueno. Pues no molestéis, que estoy viendo la tele.
-¿Qué eres?
-Soy un pez. Me llamo Bastardo. mi dueño es aquel chico que duerme que se llama Carmen. Estoy esperando a que termine este programa para ver Gran Hermano. Tengo que votar.
-¿Y esos programas son buenos?
-No, en realidad no, pero es que mi cerebro no da para más. Soy un pez, te lo acabo de decir.
-Sí, y además eres verde
-Eso no creo que tenga mucho que ver
-Sí, yo también. Bueno, ¿Te importa si nos vamos por la puerta que hay detrás tu barco hundido?
-No, para nada.
Y así los tres volvieron a meterse por una puerta interdimensional, no sin antes despedirse con unas burbujas en forma de palabras, y una absurda pirueta de Pood que en el lenguaje de los patos significaba "Te voy a lamer el pico" aunque eso, claro está, él no lo sabía.