Me siento cansado,
quisiera dormir,
pero para siempre...
Lejos del vivir,
el baúl ataviado
saturado y rebosante duerme.
Sí, me rindo,
pues por muchas coces
que el caballo da
no se da el árbol por vencido.
Sí, me voy
a dormir en la sombra,
a borrar del vaso mi esencia,
a acurrucarme en el olvido.
Lo cotidiano me mata,
la monotonía absorve
de mí hasta el último hálito
de vida y me deja pálido.
Mis orejas ya no oyen,
pues me chafa como a una rata
y lo oscuro, lo silencioso, lo ávido,
mis ganas, mi espíritu arrebata.