Espero que os guste, si alguien lo lee, se me pasó en mente un trozo y el resto fue viniendo poco a poco, no eran momentos muy buenos, pero tampoco los peores en que he estado:
¿No os habéis encontrado nunca en ese momento en el cual, una simple voz podría perfectamente derrumbar la más grande de las fortalezas? La vida es así, fortalezas en una rueda que gira y gira, gira en dirección a nuestro destino, y solo aquellos que son ángeles, aquellos que tengan alas, pueden sobrevenir a su destino, lastima de los que hace ya tiempo perdimos las nuestras en algún rincón entre el pasado y el olvido.
Sólo espero que las vuelva a encontrar algún día, cuando no haya ruedas que me empujen a mi abismal soledad.
Para aquellos que crean que la vida es funesta y deprimente, solo decirles que es verdad, simplemente demoramos lo inevitable, la muerte, pero también tened en cuenta que lo importante es la vida, el segundo a segundo, el vivir esos momentos con las personas que quieres, sin malos tragos, sin malos momentos (bonita utopía que deberíamos creer) y poderla disfrutar hasta el último aliento.
Largos y misteriosos caminos son los que esperan a los que corremos estas sendas de la vida, pero no hemos de temer, la vida es demasiado corta como para temer. Muchos dirán que la vida se basa en el miedo, pero eso es lo que nos ha podido parecer, siempre tendríamos que ser sinceros y así pocas veces temeríamos por algo, pero nada de esto es así, y la voz que retumba, entre mis paredes al menos, no es la de la poderosa sinceridad, si no la del miedo y la cobardía.
Y solo cuando somos mayores, cuando ya somos incapaces de aprovechar este don que es la vida, nos damos cuenta de todo, ojala no fuera así siempre, al menos en una persona, con que esa persona se de cuenta algún día mi vida ya sería dichosa.
Y aquí acaban los desvaríos de este anciano en mente que solo espera su momento para acabar con esta existencia, pues vivir ha vivido todo lo que quería vivir ya.