Edy escribió:(...) Pero lo mas cachondo de todo, es que como ya dije antes, evaluar el coste por el servicio que un profesional ofrece, no se puede poner en una tabla ... porque lo que importa es la profesionalidad, no el coste. A mi no me importa pagar por algo bien realizado, que pagar poco por una mierda de trabajo.
Hay una tarifa universal que dice .... lo barato sale caro.
No contestas a la cuestión esencial: ¿por qué no se indican los precios? ¿Acaso es para bien del cliente que no se ponen los precios?
Toda transparencia es poca. Una tienda de zapatillas deportivas que tiene un escaparate fuera, y dentro una exposición, en la que NO se indican precios, y te obliga a tener que andar reclamando al personal que te los indique, es algo que va contra el sentido común.
La razón es muy simple: evitar que el consumidor pueda comparar, y tomar referencias. Si yo sé que una zapatilla cuesta XX en tal sitio puedo comparar. Si no sé lo que vale, no.
El precio debería estar indicado siempre, y si no se indica, lo lamento mucho, pero yo no entro en esa tienda. Ojo: estoy hablando del caso concreto de tiendas de zapatillas deportivas. No de otro tipo de negocios.
Los razonamientos de mercadotecnia o la conveniencia mercantil de la empresa, no son mi problema.
¿Tú te imaginas un restaurante donde no hubiera una lista de precios expuesta al público? ¿Por qué crees que legalmente se obliga a los bares y restaurantes a fijar unos precios y ponerlos a la vista del público? Hace años un conocido se fue de vacaciones y paró en un pueblecito a tomarse un café. Le querían cobrar como cinco veces lo que valía el café. Cuando reclamó, el encargado le dijo cargado de razón: "Oiga, este es un sitio turístico y tenemos que aprovechar cuando entra alguien". Como dice el refrán popular: "Al ave de paso, ¡escobazo!". El interés del hostelero por supuesto por encima de todo ¿no?
El famoso multimillonario Aristóteles Onassis solía organizar comidas en un restaurante de confianza. Onassis pagaba las cuentas sin rechistar. Pero un día el dueño del restaurante, pensando que su famoso cliente quizá era tonto, y podía timarle, le pasó una cuenta tan abultada -que no tenía relación con los precios anunciados- que saltó la alarma en la empresa de Onassis. Los contables le recomendaron no pagar esa cuenta, y Onassis no la pagó. Esta anécdota que sale en las biografías de Onassis es sólo una de muchas ocasiones en las que por el hecho de ser un personaje famoso, o millonario, este señor se topaba con comerciantes sin escrúpulos que intentaban cobrarle de más por lo que fuera.
La apelación a la buena fe, es decir que yo tengo que "confiar" en que el vendedor o el comerciante es honrado, me parece un recurso pobre. ¿Por qué tengo yo que confiar en quien pone cámaras de vigilancia, alarmas de seguridad, e incluso contrata personal de seguridad, para vigilar a quien entra en su tienda?
¿Está legitimado el comerciante a presuponer que el cliente que entra por la puerta puede ir a hurtarle algo o atracarle, y en cambio el cliente tiene que dar por supuesto la buena fe del comerciante?
Te cuento una anécdota breve: una vez fui a un pequeño supermercado que no conocía y compré queso en lonchas. Me fié completamente de los vendedores. Al llegar a casa compruebo que el queso está rancio. Cuando protesto al día siguiente, me dicen "Oiga, yo tengo que mirar por mi beneficio".
Recientemente hubo en España un gran escándalo en el que salía el nombre de alguna gran superficie, por venta de jamones falsificados. Se descubrió toda una red de implicados en ese turbio asunto.
Por eso tiene que haber leyes que protejan a los consumidores, porque tiene que haber un equilibrio entre quien ofrece un bien o servicio, y quien lo consume.
@Plage fíjate sobre todo en tiendas que vendan zapatillas deportivas de gamas medias y altas.