Mucho tiempo sin escribir...
Pregúntele Cúpido cual criterio escoge al lanzar
Mal contesta él: escojo al azar.
- ¿ Por qué escoge aleatoriamente, sabiendo cuánto daño puede hacer tú decisión?
- Yo no produzco daño. Produzco la amargura de la sonrisa escondida y el disfrute del beso sellado. Pero mis flechas no atormentan a aquel al que acechan, únicamente le amordazan con la esperanza de la soledad perdida.
- Debería conocer la magnitud de sus acciones, la indisciplina e inmadurez de sus actos.
- No puedes pedirme que reniegue de los valores que encarnan mi espíritu. El amor es la indisciplina del corazón y el alma, la inmadurez de la razón, la victoria de la anarquía emocional.
- Veo que sus valores no son fáciles de desplazar.
- No es mi intención si no expandirlos a mi paso. Hiero a aquel cuyo mal no cicatriza. Carburo al corazón de aquel que pensó que era sólo músculo y hueso. Riego los labios de aquel que negó su tacto ajeno.
- Presenta usted el amor como un paraíso abierto para las emociones más intensas. Pero yo sólo dislumbro pena y gritos de rabia imperceptibles al oído querido.
- Mi paraíso únicamente expande sus límites hasta donde desea la mente de aquellos correspondidos. Mi paraíso no contempla la pena ni la amargura, ya que si estos están presentes, el paraíso no podría ser tal.
- Reconozco que es usted un sabio placer.
- No soy más que el conocimiento sumo de la inexperiencia. El disfrute ambicioso de la inocencia.