Cuento para que te diviertas

Publico un pequeño cuento. Espero que les guste y díganme, después que les pareció.

Nos estamos posteando :)

Los intrusos

Tengo que liquidarlo, pensó aquel hombre mientras conducía por una sinuosa carretera. Usaba unos guantes de cuero de cordero y traje. A él le gustaba vestir bien cuando tenía trabajo; esa vez, usaba unos pantalones azules, camisa blanca, saco también azul y una corbata rojo sangre.
A kilómetros de distancia, unos intrusos se acercaron a la casa del conductor. Una de esas personas tomó del sendero de la residencia, una piedra en forma de estrella. La dio vuelta. El intruso sonrió: pegado con cinta adhesiva encontró un sobre blanco y dentro de éste una llave.
El hombre que vestía traje continuaba manejando por la carretera y de vez en cuando miraba el asiento del conductor; había un paquete que debía de cuidar al costo de su propia vida, le habían dicho.
Los intrusos entraron a la casa. El más viejo de ellos prendió la linterna que había llevado. Los demás se apiñaron detrás de él; se sentían culpables e indefensos.
—¿Qué estamos haciendo acá? —susurró uno de los intrusos al viejo.
—Vamos, tranquilízate: no estamos haciendo nada malo —dijo el viejo subiendo las escaleras. Dos de sus compañeros lo estaban siguiendo. Parecían mamá pato y sus dos patitos.
Los que se quedaron la planta baja acomodaron todo para la llegada del hombre del traje. Tenían poco tiempo. En cualquier momento el conductor estacionaría su automóvil en la entrada del garaje y ya no podrían hacer nada más. Los intrusos estaban deseosos de venganza.
El conductor suspiró al ver la vieja entrada a la ciudad. Ya faltaba poco. Pensaba, cuando llegara a su casa, tomar un buen baño, acostarse, prender el equipo de sonido y terminar de leer la novela de bolsillo que había comprado en el aeropuerto. Durante el vuelo no pudo dormir, en realidad durante los viajes en avión no dormía nada bien; por eso, preventivo, había adquirido la novela policial.
Los intrusos terminaron de acomodar las cosas que habían ido a hacer. En aquel momento, sólo faltaba esperar. No tuvieron que aguardar mucho tiempo. El conductor estacionó su auto en la entrada del garaje.
Los intrusos se reunieron en la sala principal, la que quedaba cerca del recibidor que en minutos cruzaría el conductor. Sí, estaban dispuestos a vengarse por todas las veces que él había hecho lo mismo con ellos. Lo había planificado el viejo.
El hombre del traje sacó sus llaves del pantalón. Los intrusos contuvieron el aliento. El hombre abrió la puerta, se sacó el saco y lo colgó en el perchero que había pertenecido a su abuela materna. Los intrusos prendieron la luz. Al hombre casi más le da un infarto. Los que estaban dentro de la casa gritaron: ¡Feliz cumpleaños!
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