Corazon de acero. Capitulo 5: Jornada

CAPITULO 5: Jornada

La noche había caído y un millar de estrellas poblaban el cielo en la colonia de Sufhion. La mayoría de los habitantes regresaban a sus casas para poder descansar tras la dura jornada de trabajo. Los tres jóvenes salieron del edificio dejando una estela de vaho tras sus bocas. La suerte les sonreía, por fin iban a participar en una misión de importancia. Las tareas hasta hoy habían consistido en entrenamientos y misiones de escolta, pero esta vez era algo más. Algo estaba acabando con la vida de muchos hombres y ellos se verían implicados. El temor, la ansiedad y la impaciencia se agolpaban en la boca del estomago de Geera formando un nudo que casi le impedía hablar. La actitud de Robert era más resignada, acataba ordenes, ese era su trabajo. Por su parte Ed nunca admitiría que esta misión le preocupaba de verdad, no había lugar para tonterías, todos confiaban en él.
Mañana estaba programada la salida. Tres camiones repletos de suministros, dos vehículos de transporte y una tanqueta formaban la expedición. Un total de treinta colonos partirían al amanecer para cumplir con su trabajo, treinta vidas al cargo de tres personas.
-Aquí nos separamos- indicó Robert al llegar a un cruce de calles.
-Hasta mañana Ed, y procura no llegar tarde mañana- añadió su hermana.
El muchacho se despidió haciendo un gesto con su mano y se alejó en dirección a una calle llena de tiendas. Las luces de neón bañaban las aceras de vivos colores, los acumuladores solares reflejaban ahora la profunda oscuridad del espacio y una pesada neblina surgía de las ranuras de ventilación existentes en los bajos de todos los edificios. Los dos hermanos se encaminaron en la dirección opuesta con la cabeza puesta en el futuro. Casi sin mediar palabra llegaron a su casa. Un modesto edificio de dos plantas de color blanco les daba la bienvenida. Robert pasó la llave magnética por el lector y un leve zumbido le indicó que podía abrir la puerta. Tras activar la iluminación de la planta baja, dejaron sus dos bolsas en el recibidor. La noche pasó sin incidentes, empaquetaron todo aquello que pretendían llevar y tras darse las buenas noches, cada uno se encerró en su cuarto para dormir. Ninguno de ellos concilió el sueño.
A la mañana siguiente, el jefe de sección se encontraba revisando el rol cuando Robert y Geera llegaron al lugar desde el que partiría la expedición. Tres gigantescos camiones con motivos de camuflaje estaban aparcados frente a ellos. Sin lugar a dudas, uno se encargaría de transportar el preciado mineral necesario para que pudieran llevar a cabo la transformación. Centraron su atención en el primero, las ruedas eran casi un palmo más gruesas, la tela que cubría el remolque había sido reforzada con placas del algún tipo de material plástico y pequeñas aspilleras se prolongaban por los laterales del vehículo. No había duda, ese era. Diez metros mas allá, los dos vehículos de transporte se iban llenando de colonos que firmaban un papel de color amarillo antes de entrar. Si bien no parecían muy cómodas, estas pesadas maquinas demostraban una eficacia excepcional ante cualquier tipo de terreno. Junto a un almacén de provisiones estaba aparcada la tanqueta, utilizada solo en casos de derrumbe de la mina.
-Señor, estamos dispuestos, a su señal embarcaremos- el gesto de Robert era tan marcial como de costumbre, pero las profundas ojeras que le acompañaban le restaron cualquier rastro de dignidad.
-Todavía tardaremos un rato, ya os avisaré, podéis retiraros- contestó el jefe. Geera miraba atentamente a todos los que pasaban a su lado, tras unos instantes de escrutinio afirmó -Lo que me temía, Ed llega tarde de nuevo-, en ese instante una mano se posó en su hombro provocando un escalofrió en el cuerpo de la joven.
- No, yo estoy aquí- detrás de ella se encontraba Edward, vestido con un traje militar de camuflaje y una cinta en el pelo. Parecía más despejado que nunca y su sonrisa de satisfacción dejaba claro su pensamiento. Había llegado antes que Robert.
Los conductores subían ya en los vehículos, calentaban motores y comprobaban los niveles de carburante. La fila de mineros había desaparecido, se encontraban dentro de los transportes dormitando, sabían lo que les esperaba y sabían que iban a echar de menos los ratos libres. Por su parte la tanqueta se había puesto también en marcha, despedía un denso humo negro del tubo de escape vertical que coronaba su parte trasera. El sol se encontraba en su punto mas alto, era la hora de partir. Los dos hermanos y Ed se montaron en el primer vehículo de transporte, pero no junto al resto de colonos, sino en la cabina delantera, al lado del conductor. Como un gigantesco gusano de metal, la caravana empezó a moverse con lentitud, encaminándose hacia la salida de la colonia. Por las calles una multitud de esposas e hijos de estos hombres corrían a la par de los vehículos, muchas de ellas con lagrimas en los ojos. Nadie permanecía ajeno a los trágicos incidentes ocurridos, además, lo sucedido a la ultima expedición había sido la gota que colmaba el vaso. Las puertas del perímetro exterior se abrieron con ligereza, permitiendo a todos los presentes disfrutar de las vistas de la frondosa jungla que se extendía ante ellos.
Encabezando la expedición, los vehículos de transporte avanzaban sin dificultad por la carretera de arena, que pronto se desdibujaría del todo. Pequeñas descargas de vapor salían periódicamente de los amortiguadores, recordando el sonido de las serpientes. Justo detrás, los vehículos de suministros se dejaban guiar, y cerrando el grupo, la tanqueta, con un centinela asomado por la escotilla superior, verificaba la existencia de cualquier peligro. El suave traqueteo de la pedregosa calzada había sumido en un profundo sueño a Robert, que de vez en cuando dejaba escapar un sonoro ronquido para cambiar de nuevo de postura. Geera apoyaba la cabeza en su hombro y miraba el camino que ante ellos se abría con una cierta preocupación. Por un momento le dedicó una mirada a Edward, que jugueteaba con un colgante sin apartar ni un momento la vista de la carretera. Si todo iba bien, antes de que se pusiera el sol habrían alcanzado su objetivo.
Transcurridas ya cuatro horas de viaje, la supuesta carretera no era más que un montón de árboles quebrados y matojos aplastados. Las pesadas ruedas de los vehículos eran las únicas encargadas de construirla, pero en los dos escasos años de existencia de la colonia, el trafico no había sido lo suficientemente denso como para crear una ruta clara. Ni siquiera pararon para comer, el tiempo era un lujo del que no disponían, las barritas de comida prensada se repartieron entre todos sobre la marcha. Los misterios de este planeta eran todavía muchos, pero a nadie le interesaba descubrirlos, por eso, era habitual que en cada expedición se descubrieran un gran numero de especies autóctonas. La explotación minera era el único interés de las corporaciones.
-¡Mira!¡Es allí!, Robert despierta-, Geera zarandeaba a su somnoliento hermano, que hacia todo lo posible para aclarar la vista.
-¿Esa es la mina?- inquirió Ed al conductor.
Asintiendo con la cabeza las dudas de los jóvenes quedaron despejadas. El lugar parecía menos salvaje de lo que habían imaginado. El suelo estaba completamente desforestado y unas cálidas luces de color rojo les daban la bienvenida. Todo el perímetro se encontraba rodeado de una malla de un metro de altura salpicada de luces rojas cada cinco metros. La entrada a la mina permanecía cerrada, pero tres guardias de seguridad salieron a su encuentro. Tras recibir las indicaciones oportunas, los vehículos se aparcaron en orden y un tropel de cansados colonos bajó de ellos.
Mañana seria un gran día, si esos animales se decidían a atacar, esta vez se encontrarían con una feroz resistencia.
Ummmmmmmmmmmmmmmmmmmmmm.

Sin quejas. Esta vez me ha encantado el capítulo y no encuentro nada que criticar. Tal vez un cambio excesivamente drástico en el comportamiento de los dos personajes másculinos principales, pero eso supongo que obedece al desarrollo de la historia. (Ummm, o a lo mejor yo me toy hablandando con las navidades).
estos capitulos de transicion entre lo q de verdad importa, q no es sino la trama de la historia me suelen parecer normalmente aburridos, pero este no ha sido el caso y me ha gustado el detalle con el q nos cuentas la partida de los colonos.
esperemos q ocurra algo pronto ;)

mu bien apañero :)

P.D. The Cragor ablandando es sin h ;) jijijijiji
Me encanta, como siempre, además yo tengo la virtud de que los episodios de transicion me parecen los más interesantes, además temji sabe muy bien intercalar datos de la personalidad de cada uno mientras narra la historia, en fin, que es fácil de leer y a la vez muy entretenido. :)

Taluego.
Pues gracias por los comentarios.
Aclarare publicamente que lo de los personajes masculinos era por demostrar que Ed es mas competente de lo que parece cuando tiene que trabajar. Y que Robert por mucho que aparente, no deja de ser un ser humano...
Nayk, tu tranquilo que para el proximo capitulo la cosa se va a calentar.
(y Ninguno no me ha cortao la cabeza tras lo del foro de cineXD )
Pero me caes bien, soy imparcial y lo más importante... moderador!.
Tengo que mantener mis ganas de venganza en un plano más físico... ahora mismo me estoy fragelando. XD

Taluego.
Muy bueno. Como creo haber dicho alguna vez, me gusta mucho el estilo transparente que tienes, heredero de aventureros como Stevenson o London. Por cierto, Stevenson es mi escritor favorito, así que tu modo de escribir me encanta.
Un saludo
6 respuestas