Conversaciones asombrosas I: "En la cola"

-Perdone, ¿es usted el penúltimo de la fila?
-Depende, en este preciso momento sí, ya que usted se ha convertido en el último.
-Claro, ya venía con esa intención. La de pasar a ser la última persona de la cola.
-¿Que cola? especifique, porque existen varios tipos de cola: la de pegar, la de un animal, o ésta en la cual nos encontramos usted y yo.
-A esta en concreto me refería, pero me pregunto que estando usted y yo unicamente podría llamarse como tal.
-Yo creo que sí. Dicen que más de uno son multitud, por lo tanto es plural y motivo para recibir tal nombre.
-¿Que es lo que hay que recibir?¿Un nombre? Pues yo me quedo con el que tengo que me gusta mucho.
-Yo no me acuerdo del mío, por eso vengo a esta consulta para ver si me dan alguna medicación para recobrarla.
-¿Y no sería más facil que mirara en su carnet de identidad? Allí se encontrará su nombre completo con apellidos incluidos.
-Sí, pero de este modo sólo sabría como me llamo. Lo que yo quiero realmente es recuperar la memoria, que me falla.
-En fin, pues entonces pase usted primero que su caso parece bastante preocupante. Yo sólo he venido a dar una vuelta por este ambulatorio.
-¿Una vuelta?¿Entonces por qué me ha preguntado si era el penúltimo de la cola?
-Simplemente para charlar un rato con usted. Estaba solo aburrido en mi casa y tenía ganas de pasear y de conversar con alguien.
-Oiga, ¿sabe una cosa? Me parece que ya no hará falta que entre en la consulta. Gracias a usted he recuperado la memoria, acabo de recordar la primera pregunta que usted me ha hecho. ¿Quiere que bajemos al bar de abajo a tomar una cerveza? Yo le invito.
-¿Al bar de abajo?¿Desde cuando hay un bar por este ambulatorio?
-El bar existe desde la inauguración de este centro. ¿No lo sabía?
-Empiezo a descubrir que ahora soy yo el que está perdiendo la memoria.
-Pues ahora empiezo a recordar muchas cosas que tenía olvidadas por mi cabeza...Como por ejemplo que usted es mi vecino del cuarto y que su hijo y el mío van juntos al colegio.
-!No me diga! Pues no recuerdo su cara. El que tiene que entrar urgentemente en la consulta soy yo ahora mismo.
-Me temo que hay problemas. Ahora recuerdo perfectamente que usted trabaja aquí, y que precisamente es mi médico de cabecera.
-!No me joda!¿Que se supone que debo hacer entonces?
-No tengo ni idea. Pero ahora ya entiendo porque tardaba tanto en salir usted para llamar a los pacientes.
-¿Tardaba tanto? Pero ni siquiera he entrado en mi despacho!
-¿Pues a que espera? Entre, pongase la bata y empiece a llamar a sus pacientes, que ya hay mucha gente que le está esperando. Recuerde que a mí ya no hace falta, me ha curado sin proponerselo.
-Eso haré. Muchas gracias por la ayuda.
-Al contrario, el que le está agradecido soy yo. Que tenga usted un buen día.