Voy por la calle, veo un “coffee shop” en medio del centro histórico de mi ciudad ahora lleno de “pubs” dónde puedes ver el último partido del Everton, en vez de las antiguas cafeterías, míticas por ser centros de reunión intelectual tanto en la “in-transición”, como en la Guerra Civil, como en los convulsos años 20 y 30, veo esas grandes cadenas de comida rápida, ahora llamadas “fast food”, sus nombres nos eran extraños, no lo interiorizábamos como algo nuestro, pero ahora a la mayoría le es propio, Mac Donald's, Burger King, incluso la catalana Pans&Company ( ¡ qué gran ironía servir a tu país con nombre foráneo), las observo con sus horribles reclamos publicitarios, con su decoración simplista, acultural, aburrida, consumista... con sus métodos de trabajo extranjeros y me deprimo.
Lejos del que ya no es nuestro centro, la cosa no es mejor. En mi Universidad el nombre de “fiesta” no queda bien – cuando a los extranjeros les encanta – y en los carteles pone “party”, eso sí, son consecuentes, porque la “party” se hace en una discoteca de nombre “Becool”, ya no existen los cursos de post-graduado, ahora son “masters”, y a los lavabos se les llama “W.C”, no sea que se hernien escribiendo “servicios/serveis”. Sería inútil hablar de la cantidad de términos léxicos que usamos en economía prestados del inglés, eso sí, los españoles estamos a la cola en su uso, y a este paso también estaremos a la cola en castellano.
Cojo el metro, y mientras me voy leyendo el diario gratuito del mismo nombre observo como todas las indicaciones están en catalán, en castellano y en inglés, no sea que el extranjero de turno se pierda y tenga una mala opinión de nuestra/su ciudad; eso sí, no vayas a Londres y exijas lo mismo, que se reirán en tu cara, y con razón. Aún me falta una parada por mi casa, y llego a la contraportada del diario, que ¡qué curiosidad!, tiene una columna, escrita por una “rePUTAda” periodista española llamada Lucía Echebarría, llamada “The End”.
Salgo de la parada de metro y dirigiéndome a mi casa veo tiendas de bebés que se llaman “Baby no se qué” o una tienda de animales domésticos llamada “Pets” ( nombre que en catalán es de muy mal gusto dicho sea de paso). En mi casa pongo la televisión, están publicitando la gala de los Óscars, como antes hicieron con la Superbowl, además nos bombardean con noticias sobre como van las elecciones en Nueva York, mientras, no sabemos nada de paises hermanos como Uruguay o Portugal. Cuando acaban los pesados anuncios, muchos de ellos con infinidad de palabras inglesas, comienza una película, ¡qué casualidad! ¡americana!, a ver si nos pueden implementar más su visión del mundo, eso sí, la estoy viendo en un televisor que aunque se fabrique en China o en Alemania es “Made in China o Germany” respectivamente,comiendo un “frankfurt” con “ketchup” ( ¿Dónde quedó el tomate clásico?).
En fín, es sólo un pequeño retazo de una diaria frustación, que se acrecienta en este foro, al ver omg, o “girls” o tonterías así.