A la luz de una vela
sin apenas fé
con cimientos de papel
en los recuerdos
mi alma espera.
Mis pupilas se han llenado
con los inviernos de primaveras.
Me llaman desde dentro,
me odian sin remedio
y mis ojos se revelan
sofocando a su dueño.
Espera a que llegue el verso
perdido entre los años.
Un verso con cabellos rubios
en los ojos reflejos dorados.
En los labios suaves murmullos
de aquellos a los que ha amado,
en sus manos llacen, corruptos
los suspiros de su pasado.
Y el ciudadano con ojos vidriosos
sigue mirando a la puerta,
lágrimas en los ojos
y en su boca ni una queja.
El ciuadano,
amante y "amado"
espera.