Escondes tras tu vestido tu piel tostada,
y tras ella untas el alma de azúcar,
de dulces besos que resbalan por la espalda,
que erizan los pelos y dilatan las pupilas...
Eres amante del cielo y del sol, que abrazas
al mirar con esos ojos eternos, con esa
sonrisa que pincha en el pecho y oprime...
De pelo bronce y mirada lejana...
Eres tesoro de luz perdida y boca de papel,
de manos que exploran mi camisa,
de amiga infinita, de mujer color perfecto...
Una escultura de agua y vida sobre la tierra...