No soy muy dado a abrir hilos en el rincón, pero bueno, allá vamos.
El hecho es que esta tarde estabamos unos amigos y yo tomándonos unas cañas en una terrazita, todo muy agradable, pese a la resaca, muchas risas y tal. Entonces llegó la prima de una amiga, sujeto P llamemoslo (no seais mal pensados hostias, no es por el Propliopithecus --
http://es.wikipedia.org/wiki/Propliopithecus). Ya desde que se sentó soltó un par de perlitas ultraderechistas y tal, pero como uno (es decir yo) a veces es educado y tal, pues callé por no montarla, pero vamos, que en una de ellas hasta un amigo común hizo el gesto del cara al sol… vamos, que no fué una apreciación mía solo. La sujeto P venía vestida totalmente con la estética de ese grupo, cosa que por cierto, no me fijé hasta que no abrió la boca, pero vamos, supermegapija osea osea, pulserita de españa que ocupaba medio antebrazo (sin tener nada contra la bandera, es una lástima el estigma que la acompaña), peinado tapando medio ojo bla bla…
Bueno, que me lio, al tema. Vuelve a soltar un par de perlas, esta vez claramente racistas, y yo ya no puedo saltarmelas, entonces, en una especie de ataque de ingenuidad la digo que yo no creo que sea racista (ella) sino que sufre de aporofobia --
http://www.emiliomartinez.net/pdf/Aporofobia.pdf , que en pocas palabras viene a ser el odio/miedo al pobre, no al de otra raza. Es decir, yo estaba (nótese el pasado) convencido de que nadie podía ser racista asi por que si, sino que lo que odiaba era al pobre. Simpre pensé que el tipico “racista” que decía mira el negro de mierda, si veía a un ídolo (Jordan, por ejemplo), se le tiraría a los pies, independientemente del color de su piel. Y con los moros lo mismo, si ven a un moro pidiendo por ahí, pues le llaman de todo, pero si viene Abdhulla con sus petrodólares se le tiran a los pies.
Pues no, va la niñita (no sé que años tendría, pero no mas de 20-22) y me dice que no, que con Jordan quizá podría pararse a hablar, pero que jamás podría liarse con el o tenerle como amigo, que es negro y que es una mierda. Yo aquí ya estaba de todos los colores, y mordiéndome la lengua para no soltar algo fuerte, aunque al final no me fué posible. Pero es que seguimos con el recital, ya que al explicarle yo lo que es la aporofobia, me da razón en parte, pero no toda, y entonces le pregunto porqué cree que los negros son inferiores y me responde (ojito) que es que huelen mal y la piropean desde la obra. 0_o . Yo ya a punto de darme cabezazos contra la pared. Vamos a ver, primero, ¿todos los negros trabajan en la obra?. Y segundo, lo que la dije, y es que es normal que huelan mal, ya que curran con sus manos, en condiciones brutales y con un calor de 3 pares de cojones, y que los obreros españoles y blanquitos como ella también huelen mal. A lo que me dijo que… ELLOS TAMBIÉN SON ESCORIA!!. Aquí se acabó la conversación, la dije que le faltaba ver mundo, que le faltaba mucha educación y un poquito de cultura, me preguntó en plan gallito que si la estaba insultando, que a ella no la insultaba nadie, y yo la dije con la poca cortesía que me quedaba que no, que solo estaba dando una opinión, y que para su desgracia estaba bastante mas fundada que la que había dado sobre los negros.
Evidentemente no la volví a hablar, la ignoré y ahí acabo la cosa. Al irnos, comenté el tema con un amigo y me dijo que la niñita tiene expediente de matrícula en la universidad… vamos, que encima es medianamente inteligente… Para darla de hostias y no parar…
Y aquí una preguntita... ¿Realmente creeis, como yo creía que el 99% de los racistas no son racistas sino que sufren de esta """enfermedad""" o realmente creeis que son racistas tipo Hitler, en plan raza inferior y demás paridas.?. Es que una cosa ya es lamentable, pero la otra es para mandarlos al paredón.
un saludo
aporofobia:
Aunque el término “aporofobia” todavía no figura en los diccionarios de nuestra
lengua, ya aparece utilizado en numerosas publicaciones recientes. Muchas de
ellas podemos encontrarlas en Internet con cualquier programa de búsqueda, y
al hacerlo podemos constatar que se utiliza este vocablo con el significado que
denotan las palabras griegas que lo componen: “áporos”, pobre, sin salidas,
escaso de recursos, y “fobia”, temor. De modo que el término “aporofobia”
serviría para nombrar un sentimiento difuso, y hasta ahora poco estudiado, de
rechazo al pobre, al desamparado, al que carece de salidas, al que carece de
medios o de recursos.
La profesora Cortina ha propuesto el
uso de esta palabra para poder dar nombre a una realidad que hasta ese
momento no lo tenía. Porque se habla mucho de la “xenofobia”, que es el
rechazo al extranjero, pero no se disponía del término adecuado para referirse
la actitud que, a su juicio, es la verdadera clave de muchas conductas
indeseables que se producen en nuestras sociedades opulentas del Norte. La
verdadera actitud que subyace a muchos comportamientos supuestamente
racistas y xenófobos no sería, en realidad, la hostilidad a los extranjeros, o a
las personas que pertenecen a una etnia diferente a la mayoritaria, sino la
repugnancia y el temor a los pobres, a esas personas que no presentan el
“aspecto respetable” de quienes tienen cubiertas sus necesidades básicas. En
efecto, “no marginamos al inmigrante si es rico, ni al negro que es jugador de
baloncesto, ni al jubilado con patrimonio: a los que marginamos es a los
pobres” (Cortina 1996: 70).
La aporofobia consiste, por tanto, en un sentimiento de miedo y en una
actitud de rechazo al pobre, al sin medios, al desamparado. Tal sentimiento y
tal actitud son adquiridos. La aporofobia se induce, se provoca, se aprende y se
difunde a partir de relatos alarmistas y sensacionalistas que relacionan a las
personas de escasos recursos con la delincuencia y con una supuesta
amenaza a la estabilidad del sistema socioeconómico.