En este apéndice pretendo hacer un pequeño resumen de la historia de los ádahas desde su creación. Es bastante general y solo toca algunos puntos por encima, pero menos es nada...espero que a los que os la leáis (seguro que no muchos) os sirva de ayuda para el relato, o sino, por los menos os entretenga...
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HISTORIA GENERAL DE LOS ÁDAHAS
En el momento de la escisión del Imperio Romano comienza la invasión bárbara en occidente. Surge así una configuración de estados gobernados por aquellos pueblos del norte, esta situación se prolonga durante siglos hasta que en el siglo VIII después del nacimiento de Cristo entra en escena un nuevo pueblo casi desconocido para Europa: El pueblo Islámico, invade Europa por la península Ibérica. El pueblo bárbaro de los Galos se había establecido y acomodado en lo que después sería Francia y tenían su capital en Poitier. Un mayordomo de la corte de entonces, un hombre llamado Carlos Martel derrota con un ejército improvisado a las tropas islámicas que pasaron los Pirineos. Su hijo se convertirá en el Heredero de los Merovingios, será coronado por el Papa y se convertirá en Pipino el Grande. Esto creó una situación incómoda, Pipino no era de sangre real y el emperador de Constantinopla arremetía contra aquella nueva corte de origen y legalidad dudosa. El Papa, hundido en sus poderes por los obispos de la corte de Constantinopla decide ofrecer ayuda mutua a los Merovingios, él les concederá un linaje “legal” y ellos apoyaran a la Iglesia del Papa. Acceden, en la navidad del año 800 d.c el hijo de Pipino, Carolus, es coronado Emperador según la Donatio Constantini, sería Carlomagno.
El precio que tuvieron que pagar fue el apoyo total al gobierno del Papa sobre la Iglesia. Pero en el seno del Imperio Carolingio empezó una revolución cultural. Se empezaron a copiar todos los libros que se encontraron en el legado romano del siglo IV, y la revolución en la escritura e incluso en la ciencia fue suprema. Es aquí cuando encontramos en primer indicio del nacimiento de los ádahas. Al sur del conjunto palatino de Aquisgrán se alzó un pequeño monasterio donde las cosas empezaron a cambiar. Una vez al día los monjes de entonces decidieron dejar de trabajar para la comunidad y de rezar y se ponían a “explorar su mente”. Se relajaban y ejercitaban su mente, aquello derivó en varias horas al día y terminó por ser un continuo trabajo en la biblioteca y en su mente. En el más absoluto secreto por temor a ser acusados de herejía los monjes de este monasterio construyeron una capilla subterránea donde almacenaron todos los libros de ciencia que habían encontrado, allí cambiaron de hábito, uno completamente gris y se dedicaron al estudio. Terminaron por adorar a la mente y cada vez se olvidaron más de aquel Dios al que rezaban. Así nacieron los ádahas, y así vivieron largo tiempo, bastantes años, décadas y lustros. Se fundaron nuevos monasterios de la orden a lo largo y ancho de Europa. El conocimiento de la existencia de esta orden pasó de generación en generación entre los reyes de Europa como preciado legado. Los ádahas no estaban bien vistos por la Iglesia, pero se habían hecho poderosos y temibles, se hablaba de que eran grandes maestros de la ciencia y del saber y que tenían instrumentos diabólicos para la guerra. Cosechaban grandes fortunas vendiendo nuevas ideas y prestando sus servicios a los gobiernos de la Europa Medieval. Ayudaron a los reinos cristianos en la reconquista, aquel fue su primer contacto con la Iglesia que seguía viendo de forma reacia la expansión de esta orden y su casi entera dedicación al estudio de la mente. Así que casi todos los gobiernos sabían de ellos, casi todos abrían sus tierras a la proliferación de estos monasterios pero ninguno reconocía oficialmente su existencia, incluida la Iglesia. Pero existían y crecieron. Ayudaron al Papa Urbano II en la Primera Cruzada con el fin de expandir su orden por nuevas tierras y culturas. Tras esta primera guerra en Tierra Santa la orden ádahas incluyó la existencia de monjes-guerreros destinados no solamente a ser cultivados en la mente, sino también en la espada. Y una vez más vivieron en el ostracismo del telón del mundo. Mientras la existencia de una nueva y temible orden templaria se extendía por Europa, los ádahas seguían “pasando desapercibidos”. Y así vivieron, creciendo económica, científica y militarmente a lo largo de los siglos. Pasó el Renacimiento, llegó la Ilustración y ya para entonces al menos un consejero ádahas era incluido en los gobiernos. Tenían fama de ser hombres de gran capacidad mental, bien cultivados y reservados. En el siglo XIX Napoleón sufragó gran parte de su guerra con el dinero de los ádahas que seguían al margen legal de toda situación reconocida en el mundo. En el siglo XVIII consiguieron los “permisos” para pisar América y se extendieron como la pólvora. Empezaron a fraguarse los nuevos ideales de la orden, en América mantenían la necesidad de relegar de una vez por todas de aquel Dios al que ellos ya no rezaban y componer nuevos sistemas de nombramiento mental. Sus mentes hacía tiempo que buscaban soluciones científicas para todo, y lo inexplicable de la religión Católica había superado con creces su fe marchita. Allí fue cuando establecieron por primera vez algunos de los nuevos términos de su nomenclatura definitiva. Se estableció un alma, diferente a la cristiana, un alma que les ayudaba a mantener el orden en sus cuerpos y en sus vidas, era el hilo conductor, se encargaba de llenar de vida el cuerpo sin el cual la mente no podría funcionar. La razón metafísica o casi mitológica en la que se fundamentaron fue la Kaais, madre que vivía más allá de los confines del universo y que repartía trozos de ese alma a los ádahas. Aquello causó desconcierto, cambiar ideales metafísicos católicos por aquel nuevo cuento de hadas causó un enfrentamiento en el interior de la organización de los ádahas. Al final se terminó aceptando como posibilidad ya que seguían esperanzados en la existencia de un alma para la que no encontraban fundamentación científica. Conocían su mente, como funcionaba, conocían como funcionaba el cuerpo, pero no de dónde salía el alma de la que aseguraban su existencia. Aquella fue la primera piedra de la edificación definitiva de la religión ádahas entendida como siglos después se entendiera.
Se creó la primera sede de los ádahas en 1867, a manos del por entonces Hermano Superior del Monasterio de Londres, Adam Boodwhifer quién asumió el papel del Primer Hermano Superior de toda la orden. A partir de entonces todas las funciones administrativas y económicas se llevaron con mayor rapidez y eficacia. Se fundaron numerosas órdenes cuya función era ser la tapadera dentro del seno de la Iglesia. Así también tuvieron voz dentro de los dominios del Papa bajo la máscara de pequeñas congregaciones que eran dadas por oficiales sin ningún temor. Si los ádahas ya tenían una capital de su imperio religioso en Londres no les faltaría pronto la respuesta de los distintos gobiernos. La mayoría contaba con algún consejero ádahas dentro de su gabinete más cercano y ya entrado el siglo XX comenzaron a verse los frutos. Los ádahas llegaron a tener entre sus manos un extenso plantel de posibilidades políticas y sociales. Tenían cogidos de una forma u otra a muchos de los dirigentes del mundo de entonces. Pero el siglo XX le dio la espalda a los ádahas. Llegaron las temibles guerras, primero la del 14, después la civil española, al final la del 39. Los gobiernos se centraron en sus problemas militares y los ádahas se volvieron a sí mismos. Su obsesión por el avance científico fue claudicando poco a poco por el avance de las posibilidades que cientos de años del cultivo de la mente les habían dado. Así pasaron las décadas, ejercitando las nuevas posibilidades mentales que se les abrían, y encerrándose cada vez más y más en un ocultismo religiosos que fue, a finales del siglo XX, tachado de modo unánime como secta. Los ádahas decidieron entonces cortar todo suministro económico y político con la grandes potencias. Fueron dos décadas de encierro internacional, de vuelta a las oscuras celdas de los monasterios que ya en esa época se habían convertido en su mayor parte en grandes edificios de corte empresarial.
Fue entonces a finales del siglo XXII unos años antes de que estallara la guerra del 77 que los ádahas no fueron oficialmente reconocidos al mundo como religión. Para entonces los ádahas habían madurado más, la evolución casi genética que se había generado desde la Edad Media por la insistencia en el continuo ejercicio mental les había conferido ciertas capacidades mentales que los humanos desconocían. Ahora, después de tantos siglos, los ádahas eran una religión más a los ojos del mundo, como el catolicismo o el islamismo. Pero para entonces fue difícil una captación masiva de nuevos hermanos. Los ádahas ya se habían ido filtrando a lo largo del tiempo y era sus mentes privilegiadas lo que le hacía diferentes. Entonces se tuvo que diseñar un entrenamiento. Un sistema para adiestrar a nuevos miembros y poner al nivel ádahas en poco tiempo. Se diseñó el entrenamiento Tuek, se establecieron los sentidos keejs como base diferencial frente a la capacidad sensitiva de los humanos. Porque a partir de entonces los ádahas se dejaron de ver como otra religión y pasaron a aceptarse a sí mismos como otra raza. Y se volvieron a hacer fuertes, su imperio económico dejó hueco también para el imperio cultural. Se abrieron escuelas adaptadas al entrenamiento Tuek, todas las familias buscaban ansiosas dar a luz a hijos superdotados que fueran admitidos en las escuelas ádahas, aquello, por aquel entonces, era sinónimo de grandeza y poder social, ser una familia capaz de dar un miembro lo suficientemente inteligente como para pasar a formar parte de aquella religión.
Todo eso no hizo más que engrandecer y ensanchar los límites del poder de los ádahas, hasta que un nuevo percance los apartó de nuevo del escenario político. La guerra del 77. La Guerra Mundial que resultó definitiva. Todas las potencias de oriente se unieron para atacar a occidente. Aquella guerra duró casi cien años y decidió de forma definitiva el destino de la Tierra. Gran parte del planeta quedó inutilizado para la vida, el continente americano quedó asolado. Gran parte de las potencias de ese momento era orientales y el mundo se hacinaba en las zonas de la Tierra que quedaron habitables. Se inició de entonces una carrera. Los avances aeronáuticos hacía tiempo que habían logrado montar una base científica en la Luna. Mucho tiempo después el ser humano decidió unirse de cara al colonialismo espacial y crear un gobierno conjunto. Aquel fue el comienzo de la Federación, aquel fue el año cero de lo que se denominó Nueva Edad de la Tierra, y el primer salto del hombre para poner el pie, habitar y prosperar en nuevos sistemas de planetas más allá del sistema solar. Los ádahas se engancharon a esta iniciativa por las mismas razones por las que se enrolaron en las Primeras Cruzadas. La Federación, de religión oficial no establecida, decidió dejar a los ádahas a parte. Se llegó a un acuerdo en el que los ádahas reconocían a la Federación como gobierno legítimo, y ellos no se entrometían en los asuntos religiosos y económicos de los ádahas. Cada uno mirando para un lado, evitando cruzar sus miradas. Los ádahas por entonces odiaban a los humanos, los consideraban inferiores, los consideraban estúpidos. La Federación se revolvía ante la certeza del imperio económico que los ádahas tenían, les costaba reconocer el papel casi fundamente que habían tenido los nuevos avances en la navegación espacial que los ádahas realizaron, sus naves permitían moverse de un sistema a otro sin especial diferencia temporal salvo los viajes a sistemas muy lejanos. La Federación compraba las naves a los ádahas mientras se esforzaba por fabricar naves propias con características superiores.
Así pasó el tiempo, la Federación colonizando, los ádahas cultivando una mente que ya permitía grandes prodigios casi sobrenaturales, y ambos avanzando por la línea del tiempo en la misma dirección, con intereses diferentes y evitando reconocer la presencia del otro hasta que en el año 253 de la Nueva Edad varias naves supeditadas al gobierno de la federación fueron atacadas por la primera potencia alienígena descubierta hasta entonces.