Miguelito, no voy a decir lo que eres por tu comentario, pero que seguramente todos piensan. Sólo te diré que lo acabas de constatar. Y que no es ningún piropo.
Esa mujer fue allí porque creía en la justicia.
Otra cosa es que los norteamericanos se pasen las leyes por el ojete y se crean los reyes del mundo y que tiene más credibilidad cualquier ciudadano de su país -aunque no tenga razón- que esta mujer, que iba con la ley en la mano, pero que es extranjera a ojos de los estadounidenses, por mucha razón que tenga.