No es fácil rentabilizar una aplicación de mensajería sin introducir publicidad ni minar los datos de los usuarios. Eso lo sabe bien Facebook, cuyos
problemas con WhatsApp son de dominio público, pero también Telegram, a pesar de que oficialmente no se declara como una empresa con ánimo de lucro. La aplicación anunció hace alrededor de dos años el desarrollo de una plataforma de
blockchain de nueva generación con la que se integraría totalmente, solo para encontrar numerosos obstáculos en el camino. Finalmente, las dificultades legales han sido tales que la tecnología ha sido abandonada…