Como la gente se manifiesta, y te dice, no votes, pero no ofrece una alternativa diferente, años luz de lo presente, he escrito unos pocos párrafos de cómo debería ser el cambio.
Seamos realistas.
Pensemos en una receta de un pastel. Vamos a elegir cuidadosamente los ingredientes, intentando que se complementen, que no se anulen, y que haya una coherencia general entre ellos. Que todos apunten en la misma dirección, que todos busquen el mismo objetivo. Debemos pensar en el conjunto, y no en el individuo. Nos pueden gustar mucho los tomates, las manzanas, el chocolate, el ajo, el azúcar, las fresas, el pan y la coca cola, y no vamos a hacer un pastel combinando todos estos ingredientes, porque el resultado sería desastroso.
Pensemos en el mundo, en la gente y su organización. En la historia, había un problema, y existía a veces una solución, y a veces una precaria solución. Avanzando en la historia, existía el problema, la antigua solución, y la nueva solución. Más adelante, existía el problema, la antigua solución, la antigua solución, y la nueva solución.
La historia dejó en el presente y en nuestra sociedad, residuos y desperdicios de sociedades anteriores, que limitan y frenan la productividad de nuestra sociedad actual.
Nadie se presta a acabar con estos residuos porque existe gente que se ha apegado a ellos, que ha basado su vida en torno a ellos, a un modelo disfuncional, que por respeto al inviduo, y no al bien general, deben ser mantenidos, porque el respeto a unos egoístas, pareciera ser más importante que el bien global.
Como un niño, un niño se empeña en comer cuarenta chocolates al día, y de no ser porque es un niño, sin voz ni voto en la sociedad, ni porque tiene padres directamente responsables de él, habría que respetar su decisión, y vivir con ella. El problema viene cuando no hay ningún ser humano responsable de un adulto empedernido en llevar a cabo viejos e imprácticos hábitos que paralizan la evolución humana hacia una sociedad funcional y fructífera.
Hay que tomar medidas drásticas ante epidemias y problemas monumentales. El sida se cobra millones de víctimas al año y por no parar el tema de raíz y quizás limitar en cierta medida la libertad de los portadores, se permite que sigan muriendo millones y millones de peronas por esta enfermedad. En algún momento morirán, hay que pensar en el futuro, y en evitar estas tragedias a millones de personas más. Hay que evitar la propagación, pero no bajo la pasiva campaña “por favor, usa el preservativo”, se necesita más agresividad, acorde al problema que se intenta evitar. La pasividad de estas campañas pareciera más bien destinada a evitar que los niños escupan desde el balcón. Y son dos cosas de una magnitud horripilantemente distante.
Si hay algo que espero predomine, es el sentido común, y el razonamiento. Espero que la gran mayoría llegue a consenso elocuente, y el más beneficioso para nosotros y nuestros hijos, no el más neutro y respetuoso con las viejas costumbres. El pasado es pasado, y viviendo en él nunca habrá un futuro mejor al pasado del que provenimos e intentamos evitar.
Matar a Hitler o no matar a Hitler, ser cómodos y pasivos y que todo se resuelva solo, o actuar, actuar y actuar, sabiendo que le haremos un gran favor al mundo, incluso cuando nos pese algo la conciencia.
Cerrar el paso a ideas que a priori suenan fuera de lo común, pero que NO SABEMOS si surtirán efecto o si mejorarán la calidad de vida de la gente mejor que las ideas comunes, es algo inadmisible. Llevamos siglos empecinados en las mismas ideas, y no parecen llevarnos a ningún sitio nuevo ni mejor, debemos darle una oportunidad a las nuevas ideas, y no pensar tanto en si ofenden, o si se salen de la norma, sino más bien en si las consecuencias serán positivas, y en si cambiarán para mejor algo que lleva siglos estancado o yendo a peor.
Un dato con el que hay que partir, es que nunca existió jamás una sociedad perfecta (a excepción de la China), donde todo el mundo tuviera un trabajo, donde todo el mundo estuviese saludable, donde todo el mundo estuviera conforme. Aspirar a eso bajo el mismo modelo repetido, es una tontería para gente ingenua.
Pedir una sociedad donde los desempleados sigan existiendo, pero en una menor cantidad, es seguir pidiendo un mundo injusto y mal dividido. Pedir un mundo donde todos fuéramos iguales, y no pretendiéramos lujos de ningún tipo, es pedir un imposible.
Somos muchas personas, con necesidades muy distintas, y lo cierto es que un modo de vida, puede no servirnos a todos, y al final ocasionar otra revuelta en reivindicación a nuestras necesidades particulares. Es una realidad.
Tenemos que aprender a mezclar con conciencia, y aprender a discriminar con conciencia. Tenemos que actuar pensando en un fin que justifique el esfuerzo, y no actuar y esforzarnos en algo que volverá a romperse. Actuar por actuar no trae nada bueno.
Tenemos que pensar que los coches son un gran invento, una demostración impresionante de la capacidad humana, pero también debemos pensar en su aplicación, y en si un coche por persona es el futuro. Debemos preguntarnos si el coche no es el principal motivo de desempleo. Debemos preguntarnos si no sería más práctico trabajar en nuestra zona sin posibilidad a trabajar en otra, para que no exista una zona sobre-empleada, y una zona sub-empleada. Debemos pensar en si el gasto anual en combustible, el gasto anual en tiempo de transporte, el puesto que quitamos a los residentes más cercanos, es más positivo para nostros y la sociedad que todo lo contrario.
Pensemos en una zona de unos pocos habitantes, de unos pocos metros cuadrados, autosuficiente. Es posible. Todo está pensado para funcionar, es todo tan reducido y directo, que de no funcionar, saltaría a la vista inmediatamente y se corregiría. Ahora empliémoslo a un país entero, hay cosas que no funcionan, pero no son tan evidentes. Incluso tenerlas enfrente no garantiza reconocerlas.
Todos pertenecemos a un grupo, a algunos nos gusta el ruido o la tranquilidad, o ambas cosas. A todos nos gusta la playa y la piscina o la ciudad, o el campo. Quizás a todos nos gustaría probar lo opuesto a lo que ya tenemos. No hay que inventar nada nuevo. Pero siempre hay una barrera, un elemento del pasado que vuelve para frenarnos, siempre hay un momento en el que “Ojalá pudiera volver atrás el tiempo y evitar esto”, porque lo cierto es que hoy está tan asentado, que es difícil de cambiar, incluso con alternativas mejores y más eficientes.
Quizás existan racistas toda la vida, deberíamos dejar que coexistan con la gente pacífica y tolerante, empecinándonos en creer que algún día las diferencias desaparecerán mientras surgen víctimas a diario de estos altercados, ¿o podemos admitir que quizás hay diferencias que al menos de momento, vivirán entre nosotros por bastantes años más y actuar en base a ello?
Negar lo evidente sólo porque “queremos” que no fuera así, no es el modo de encarar los problemas o solventarlos. Poner rampas para discapacitados nunca cambiará el hecho de que son discapacitados, y el mundo no está adaptado a ellos. ¿De qué sirve un centro comercial con rampas para discapacitados, si luego no entran en las tiendas o no pueden moverse por ellas?
La única forma de que los discapacitados vivan “normal”, es viviendo en una sociedad donde lo “normal” fuera ser discapacitado. ¿Un discapacitado se sentiría marginado e infeliz por vivir en una sociedad adaptada exclusivamente a él, donde todos fueran como él, donde pudiera vivir “normal” sin sentirse diferente, y donde todos a su alrededor lo entendieran?
Nadie los obligaría a vivir allí, pero al menos tendrían la posibilidad de experimentar un mundo a medida. ¿Y por qué no podemos extrapolar el “mundo” a medida para todas las clases de personas?
Sólo hay que encajar las piezas, y no ser cómodos por una vez en nuestras vidas. Podríamos visualizar un futuro cohesionado, y no basado en el interés particular de cada invididuo. Podemos visualizar un futuro donde cada elemento tuviera su sentido y propósito, y que no fuera un mero capricho sin utilidad.
Podríamos adaptar ciudades o provincias (dependiendo de la cantidad de gente a reubicar) a los intereses y necesidades de la amplia mayoría de sus habitantes. La gente podría mudarse, y no empecinarse en la comodidad de que el cambio perfecto deba ser el adecuado para su persona, en su zona exacta de residencia, porque eso es imposible. Es imposible hacer un mundo perfecto en base a las pretensiones de cada individuo, pero sí es posible hacer un mundo perfecto, más allá de los caprichos individuales, teniendo en cuenta las necesidades de la gente, y no sus pretensiones más egoístas.
Un mundo mejor es posible con compromiso, y un pequeño sacrificio, que se traducirá en un mundo de beneficios, igualdad y lujos dentro de esa igualdad.
Prefiero prescindir de un iPod y que todo el mundo tenga un hogar donde vivir, a tener un iPod y que siga viviendo gente en la calle, pero claro, ése soy sólo yo, que puedo vivir sin un iPod, pero no con la idea de que existe gente congelándose en la calle o prostituyéndose por subsistir.
Quiero sentar las bases de un mundo nuevo, y que la gente lo pueda regular, modificar y mejorar desde sus casas, como la Wikipedia. La Wikipedia crece cada día, gracias a la gente que aporta su tiempo por el simple objetivo de mejorar algo, sin la necesidad de recibir dinero a cambio. El mundo se puede regular bajo este mismo planteamiento.
Si ahora mismo existiese una entrada en la Wikipedia que fuesen las leyes españolas en tiempo real, y la gente, con cabeza y criterio las pudiera modificar, al final del día, la gente pondría las normas que quisiera (al llegar a un consenso entre ellos), y le ganarían a cualquier político en tiempo, recursos y cantidad de gente comprometida a mantener las normas que contentan a las masas, y no a los pocos gobernantes que reciben dinero de parte del contribuyente para que se pasen la opinión y los intereses del último por el forro.
El país es un pastel desagradable, hay que quitar lo que no sirve, a la fuerza, y cohesionar todo lo que sí sirve, para lograr un pastel en condiciones. Siempre hay un primero en todo, dejemos de lado las políticas internacionales más que manidas e infructuosas para darle paso a un país Wikipédico, que funcionase bajos los intereses y necesidades reales de la gente, sin intermediarios, sin gente egoísta y avara de por medio que se aprovechara de los menos capacitados para pelear por su derecho a palabra.
VIVA CHINA Y LOS CHINOS!