Una semana en la vida de Alfredo Montaner. Sábado

Una semana en la vida de Afredo Montaner. Lunes

Una semana en la vida de Alfredo Montaner. Martes

Una semana en la vida de Alfredo Montaner. Miércoles

Una semana en la vida de Alfredo Montaner. Jueves

Una semana en la vida de Alfredo Montaner. Viernes

Sábado

Alfredo miró por la ventana nada más despertar y vio el cielo completamente cubierto por el manto gris que traen las tormentas de verano, en el parque llovía, o más bien diluviaba. Alfredo abrió la ventana y aspiró muy hondo para oler la lluvia, y pudo guardar cada rincón del parque en su pecho, se sentía pletórico. Encendió un cigarro. En la cama, Lucía continuaba durmiendo.

Aquel día, la mirada de Alfredo apenas conseguía encontrar la húmeda mirada de Lucía, y si lo hacía era un brevísimo lapso de tiempo, él no podía entender muy bien por qué no conseguía encontrarla, pero no le dio mayor importancia.

Encendió otro cigarro, pensó que hacía tiempo que no fumaba tanto, pero pese a eso encendió otro cigarro. Se sentó frente a la ventana contemplando como cada gota que resbalaba sobre el cristal se iba a encontrar con otra, y al instante se unían y juntas se precipitaban velozmente hacia el borde inferior del cristal, sintió cómo cada una de aquellas minúsculas gotitas se convertía en una gran gota al juntarse con cada minúscula gotita. Se juntaban, y resbalaban. El humo brotaba incesablemente de su cigarro y cada segundo que pasaba era más lento en aquella tarde lluviosa. El parque estaba vacío, nadie quería salir a pasear tal y como estaba el tiempo, a nadie le gusta mojarse.

Miró el reloj, cada segundo que pasaba era más lento, Alfredo se asombró al descubrir que empezaron a transcurrir hacia atrás.

Sólo a la hora de la cena Alfredo y Lucía estuvieron juntos, ambos, cabizbajos y en silencio, ingirieron los alimentos precocinados, fue entonces cuando Alfredo se dio cuenta de que las cosas habían cambiado, que ella ya no era feliz a su lado ni él la deseaba a ella de la manera en que lo había hecho. Esta situación parecía no importarle en exceso a Alfredo, que continuó fumando un cigarro tras otro durante la cena.

Una semana en la vida de Alfredo Montaner. Domingo
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