No es la Luna (Thirty three)

Hace días que no subo nada, en parte porque estoy trabajando en otros asuntos. También hace días que pienso en rescatar algunos relatos que se perdieron entre páginas y montones de folios para dar de comer a mis fans hambrientos... supongo que eso haré (:
Esto de hoy es algo que acabo de escribir: sin mucho pensar (o puede que sí). Aparentemente no tiene mucho sentido (o puede que sí). El título, pues eso... ¡Un beso! ;D









—Hoy la he visto, ¿sabes?
—¿Ah sí? ¿Dónde?
—En los cielos.
—¿Cómo ha sido?
—Entregué algo para subirme a un cohete.
—¿Y cómo estaba?
—Como siempre.
—¿Guapa?
—No sé, tenía oculta la mitad de la cara.
—¿Y esa mitad era guapa?
—Supongo…
—¿Y por que no diste la vuelta para ver la parte oculta?
—No podía.
—¿Por qué?
La primera voz se queda en silencio. Luego dice:
—Ayer escribí mis memorias en un cartón de leche.
—Lo sé.
—Es verdaderamente triste, ¿cierto?
—Sí.
—¿Pero qué es triste: que las escribiera en un cartón o que me haya sobrado espacio?
—¿El cartón estaba lleno?
—¿Qué? Vaya pregunta más tonta. ¡Por supuesto que no!
—Entonces tus memorias están vacías.
Hay una pausa y la segunda voz sigue hablando:
—Las vacas son divertidas: mugen y te miran con ojos embobados. Oye, no te enfades. Va, que era una broma y además, ¿no te das cuenta que va por los dos? Ei… “Muuuuuuuuuuu…”
La primera voz se ríe.
—“Muuuuuuuuuuuuu…”
—Vale, vale…
—¿Ves? Ya te dije que eran divertidas. Tú también lo eres y, a veces, también tienes ojos embobados.
—Siempre me han dicho que son bonitos.
—Vaya, ¿y tú te los has creído?
—Pues… no lo sé. Me da igual, supongo.
—Haces bien. Te dicen lo que quieres escuchar, y en el mejor de los casos mienten.
—¿Entonces, no tengo que creerme a nadie?
—A nadie, nadie, no. Puedes confiar en una vaca.
—¿Tienes bovinofilia o algo?
—No, para nada. Simplemente me parecen interesantes.
Ambas voces callan, y luego la primera retoma la conversación:
—He estado haciendo limpieza.
—Ya veo, hiciste mucho ruido estos días.
—Sí…
—¿Todo esto vas a tirar?
—Sí.
—¿Seguro?
—Sí… ¿Por qué?
—Son muchos… ¿No te arrepentirás?
—Hombre, digo yo que sí están ahí será por algo.
—Pues sí, también tienes razón. Pero ya sabemos cómo eres… En cualquier caso, me gusta que hayas llenado la otra caja.
—¡Claro! Tener proyectos es la base de todo. Ayer me convertí en mandarina.
—Me gustan las mandarinas. ¿Significa eso que ya no vas a exprimir más naranjas?
—¿Qué?
—Ahora que eres mandarina, tendrías que mostrar algo de respeto y empatía por los mayores.
—De verdad que dices unas cosas que descolocan a uno.
La segunda voz se ríe y piensa: «como si fuera el único». Luego dice:
—¿Te crees que no sufren? ¿Qué no es una tortura un exprimidor eléctrico? ¿Te crees que no lloran por tener la piel áspera?
—¡N—no, no lo sé! ¿Lo hacen? ¿Entonces se supone que no puedo tomar más zumo?
—Claro, pero ya exprimido y concentrado. Así de paso, puedes escribir la segunda parte de tus memorias.
—Vale ya, ¿no?
—¿No has aprendido nada? Dije que no confiaras en nadie…
—Pero tú… tú eres…
—Sí, yo soy… ¿Y cuántas veces te he engañado? Dime, ¿Cuántas…?
La primera voz se calla. La segunda sigue hablando:
—¿Y dime, era guapa?
—Sí, ¡mucho!
—Me alegro. ¿Le mandaste recuerdos?
—No, no pude hacerlo.
—¿Por qué?
—Estaba sorda…
—¿Te vio?
—No, también estaba ciega.
—¿Respiraba?
—No lo sé, supongo. Vi signos de vida, pero tampoco soy médico.
—Entonces, ¿cuándo vas a acabar la novela?
—No lo sé.
—¿Por qué no la continúas ahora?
—Porque no puedo.
—¿Y no te da pena que se vaya muriendo poco a poco?
—Según la teoría cuántica, todos estamos muertos incluso antes de nacer. Dudo que sea relevante un manojo de folios escritos de forma pueril.
—A mí me gustan.
—Y a mí.
—Y a más gente.
—Eso es lo que te han dicho… todos mienten, ¿no?
—Touché. Casi todos.
—Pues eso. Lo importante es que me guste a mí.
—¡Pues claro! Y sé que te encanta. ¿Quieres acostarte?
—¿Con quién?
—Contigo.
—No sé, no tengo sueño.
—Bueno, ¿me llevas de la mano a la habitación?
—Claro —dice sonriendo.
—Y... ¿Me darás las buenas noches?
La primera voz implosiona el diafragma produciendo un intenso resoplido de aire a la vez que, de nuevo y con una sonrisa en los labios, responde: Por supuesto.
¿Te has preguntado nunca cómo, a veces, las palabras dan en el clavo y dan mucho más de lo que significan? ¿Te has preguntado nunca por qué, en el orden correcto son capaces de ponernos la piel de gallina? ¿Te has preguntado nunca hasta qué punto puedes contar, hasta que punto puedes hacernos... sentir? Me ha gustado, como siempre, aunque este es diferente, no sé cómo, pero lo es.
A mí me ganas con los diálogos, ya lo sabes xD.

Me ha gustado mucho, sobre todo lo de:

—¿Ves? Ya te dije que eran divertidas. Tú también lo eres y, a veces, también tienes ojos embobados.
—Siempre me han dicho que son bonitos.
—Vaya, ¿y tú te los has creído?
—Pues… no lo sé. Me da igual, supongo.
—Haces bien. Te dicen lo que quieres escuchar, y en el mejor de los casos mienten.
—¿Entonces, no tengo que creerme a nadie?
—A nadie, nadie, no. Puedes confiar en una vaca.
Está genial...es un dialogo encantador, utilizas un vocabulario diferente a los demas, suave y tierno....... pasas de un tema a otro compaginandolo perfectamente ...me ha gustado mucho sobre todo la expectativa que dejas sobre los personajes....tienes mucha imaginacion, facilidad para transmitir y escribir, asi debe ser un escritor.....me encanta como escribes [poraki]

No vi thirty two :-?
Me alegra leerte de nuevo, ya sabes que lo echaba de menos y me alegra leer algo inédito pero a la vez conocido :) Me recuerda a un diálogo de hace algún tiempo y me ha gustado especialmente la forma en que lo comienzas (esa referencia a la luna es enternecedora) y ese estilo personal en el que intentas abordar o hacernos creer que el protagonista anhela una cosa y a la vista está que finalmente es otra. Por eso creo que en realidad el texto sí que tiene mucho más sentido del que pueda parecer a priori: recuerdos, nostalgia, superación, proyectos, presente.

Eres ingenioso con los diálogos, ya lo sabes, al igual que con las ideas que se te ocurren tales como lo escribir las memorias en los cartones de leche o la bovinofilia, jaja. Pero sin duda lo que más me ha gustado es esa combinación personaje―conciencia, es como recordar a ese angel y a ese demonio, a ese "sí" y ese "no". Esa facilidad para cambiar de tema pero para seguir sintiendo en definitiva puesto que pueden haber aparecido unos cuantos temas a lo largo del diálogo pero el personaje comienza y termina con la "luna" en su cabeza.

Voto por esa opción de rescatar antiguos relatos, no nos dejes tanto tiempo sin leerte.

Un besito.
Me corro con vuestros comentarios ;$
Vielen dank!
De éste lo que me gusta es que el diálogo es rápido, eso los hace reales. Lo que no me gusta... la temática, te lo posteo en este hilo y en ninguno más, pero me parece muy repetitivo, el tema del amor, la forma de tratarlo, las respuestas mordaces... quizás algunos lo vean como "tu estilo", yo no sé cómo verlo.
6 respuestas