Las hadas del bosque.

Hola a quien lo lea.

El bosque hace tiempo que dejó de ser compañero de caminatas, ahora se ha convertido en compañero de esquizofrenias, picores y agresiones insectívoras. Jimmy no tenía un puto minuto de estudios pero sabía muy bien lo que ir al bosque significaba a ciertas edades y según la gente que conocías.
Jimmy "el pulpo" caminaba por el ligero sendero que serpenteaba etílicamente entre los enormes árboles. Bastos le acompañaba con el rostro sombrío, sostenía un paraguas abierto que le protegía de la claridad que se colaba entre las ramas mientras sollozaba lo más disimuladamente que podía.
Lucille cerraba el grupo a unos pasos de ellos, les seguía a unos metros de distancia que aseguraban un margen de tiempo para acribillarlos con la pistola que estilizadamente sujetaba entre sus finas y delicadas manos si en algún momento decidían volverse atrás. La finura y delicadeza de sus manos no se correspondía con su “Vamos hijos zorra” que acababa de pronunciar instantes atrás.

Jimmy el pulpo era el tipo más cobarde que había conocido Lucille, en la vida se conoce a mucha gente y solamente los que alcanzan los puestos extremistas de ciertas cualidades permanecerán en nuestra memoria. Jimmy era, con todo lujo de detalles y anécdotas el tipo con menos cojones que había conocido Lucille. Contradictoriamente era el único que no había intentado escapar o pedir súplicas desde que comenzó toda la gestión de insurgentes.

Bastos comenzaba a pensar en las diversas maneras de arriesgarlo todo por el todo, sabía que en el bosque era un blanco fácil, que escapar era la peor de las opciones pero quizás podría utilizar el cuerpo de Jimmy como escudo ante esa guarra antes de que le acertara con el disparo mortal. El problema es que ella estaba justo detrás de él y salvar la distancia entre Jimmy y él le llevaría quizás tres segundos más o menos, por otra parte inmovilizar a Jimmy no sería nada fácil. Era un plan imposible pero tenía más posibilidades de supervivencia que el final de esta excursión.

Jimmy escuchó el disparo de la fálicamente grande pistola de Lucille e instantáneamente notó como sustancias de diferente densidad le salpicaron la espalda desnuda. Cuando abrió los ojos tras el acto reflejo y estúpido de cubrirse la nuca con las manos el ruido del disparo continuaba llenando, cada vez un eco más difuminado, el bosque. Se quitó las manos de la nuca y comenzó a caminar de nuevo.

Lucille pasó por encima de bastos calculadamente iracunda, era el tercero de los cuatro que comenzaron la excursión que suponía ser más inteligente que ella. Era un desprecio por parte de su jefe enviarla a ella para hacer estos estúpidos trabajos.

Siguieron caminando media hora más, a pasos sincronizados entre la maleza que casi cubría el pequeño sendero. El sendero acababa en una cueva de árboles, al igual que en la roca de una montaña podemos encontrar grandes espacios de techo cubierto para regocijo de nuestros antepasados esta pequeña cueva tenía como techo una densa capa de árboles, a cada rama más densa que la anterior.

Allí el sendero terminaba, en una iglesia tejida por la naturaleza, o quizá en un cementerio tejido por el hombre.

Al llegar al centro de la cueva Jimmy se detuvo y lentamente se giró para ver a Lucille. La mujer se detuvo a cinco metros de él y levantó el arma alineando el agujero del revolver con el arrugado entrecejo de Jimmy.

Jimmy se quedó mirando a Lucille y se comenzó a excitar, el miedo no había tenido lugar en el durante todas las horas pasadas escuchando morir a sus desconocidos compañeros de viaje y ahora tenía delante de sí a una asesina mientras él, desnudo, tenía que decidir qué hacer.

Lucille comenzó a desvestirse decididamente y en la cueva arbolada violó a Jimmy. Lucille llevó en todo momento las riendas del coito, relajando movimientos cuando el límite se acercaba, incrementando ritmos cuando el tedio sexual comenzaba a surgir y haciendo cuanto quería con Jimmy y con ella misma. El purificador orgasmo les sobrevino varias veces durante esas horas.

Al acabar Jimmy se levantó y recuperó el arma, apuntó hacia su propia cabeza y disparó salpicando de sustancias de diferente densidad el cuerpo desnudo de Lucille.

Mientras, en ese mismo intante, varios insectos desovaban en la herida de la nuca de Bastos.

Un saludo.
Jejejeje Buen chico.

Una historia que se sale bastante de lo que sueles escribir. Muy original. Nos deja la duda de cómo han llegado hasta esta situación y quién es ella, ¿quién la manda hacer esto? El toque erótico-gore del final queda de lo más acertado XD

¡Un saludo!
Cuánto tiempo hacía que no me pasaba por aquí y me encuentro relato tuyo, fisjate. Bueno pues se me ha puesto cara de interrogante. Se lee solo, muy curioso, no me esperaba ese final. [sonrisa]
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