Hospitales catalanes cobrarán las camas a los acompañantes de enfermos

Sacar dinero de donde sea. Ésa es la máxima que tiene la Administración sanitaria catalana para hacer funcionar los hospitales públicos. La última propuesta patronal ha dejado estupefactos a los agentes sociales. El pasado viernes, la dirección del Hospital del Mar, uno de los grandes centros públicos de la capital catalana, puso encima de la mesa una medida sorprendente: comenzar a cobrar las camas de los acompañantes de los enfermos. El conejillo de indias sería la clínica de la Esperanza, que depende de este centro y donde ya comenzaron los recortes sanitarios la pasada primavera.

El hospital no depende del Instituto Catalán de la Salud (ICS), aunque es de titularidad pública. Pero la medida es suficientemente importante como para que se hayan disparado todas las alarmas. “Eso es la apertura de la puerta de atrás para el copago y garantiza que una entidad de carácter público va a empezar a cobrar como la sanidad privada”, señalan a El Confidencial diversas fuentes sindicales consultadas.

Otra fuente explica que la dirección del Hospital del Mar tiene en su agenda la introducción de este sistema en su “catálogo de servicios”. Y eso, para los sindicatos, es preocupante. “En cada habitación, hay dos camas. Si obligan a pagar una de ellas a los familiares de los pacientes, sería como contratar una habitación privada en un centro privado. Y eso, claro, sólo lo puede pagar quien tenga dinero. Es, como quien dice, contratar una habitación individual”, afirma una fuente consultada por este diario, presente en la reunión del pasado viernes.

Fuentes del ICS niegan que en la hoja de ruta de la Generalitat esté el cobrar las camas de los acompañantes. “El Hospital del Mar no es del ICS (aunque es de titularidad pública), por lo que no tenemos nada que ver”, indicaron a El Confidencial fuentes oficiales de la Consejería. Y subrayan que en los 8 hospitales de referencia del ICS no está prevista esta medida.

Para Marta Ruiz, representante de CCOO en el comité del holding de este hospital, “si eso se lleva a la práctica, se trata de que una empresa pública cobre en realidad como si fuese una entidad privada. Y estamos hablando de la sanidad”. CCOO fue, precisamente, uno de los sindicatos que no firmó el acuerdo en el hospital para presentar un expediente de regulación de empleo (ERE), que finalmente apoyaron los restantes sindicatos el pasado mes de agosto. Este expediente afecta a 2.800 trabajadores, que se verán afectados por una suspensión temporal hasta el 31 de diciembre del 2012.

Ruiz señala que el rechazo de su sindicato ha comportado un duro enfrentamiento con la Administración. “Querían hacer un ERE de suspensión definitiva de 194 contratos. A cambio de que no fuese así, todos firmaron una suspensión temporal de 2.800 trabajadores. Sin embargo, no se puso sobre la mesa un calendario y, encima, se tocaron cosas reguladas por convenio, como un aumento de la jornada laboral o la cobertura de las bajas. A partir de ahora, quien esté más de 90 días de baja, percibirá sólo el 70% de su salario”, explica la representante de CCOO.

Además, señala que “desde entonces, estamos demonizados. Nos han prohibido realizar asambleas en el vestíbulo o en la puerta e incluso colgar carteles. Desde hace 35 años, no veía una cosa igual. La gente tiene miedo a cualquier tipo de sanción. Yo misma, colgué en el tablón de anuncios una carta abierta de Josep Maria Via, presidente del consejo rector del hospital, y me respondió que eso no estaba permitido y que si volvía a hacerlo, tomaría medidas contra mí. Es una persecución en toda regla”.

Precisamente, Via había sido ex alto cargo de la Generalitat, jefe de gabinete del consejero de Sanidad en tiempos de Jordi Pujol y, más tarde, secretario del Gobierno y de Relaciones con el Parlamento hasta el año 1999, aparte de ser miembro de los consejos de varios organismos públicos, entre ellos el propio ICS o Gisa, la constructora pública catalana. Además, es miembro del Consejo Asesor para la Sostenibilidad y el Progreso del Sistema Sanitario, un órgano consultor creado por Artur Mas para que le asesore.

Aumentan las protestas y movilizaciones

Pero la situación de la sanidad se complica por momentos. Ayer, hubo cortes en las vías de entrada a Barcelona por la autovía de Castelldefels (al sur) y en la Ronda de Dalt (al norte). En el primer punto, fueron casi 800 personas las que cortaron el tráfico, gran parte de ellas pertenecientes a la plantilla del Hospital de Bellvitge. “Fue una concentración masiva. En Hospitalet, quieren cerrar el centro de atención primaria de la Rambla Marina y las asociaciones de vecinos se sumaron hoy [ayer para el lector] a nuestras protestas semanales. Por eso se desbordaron todas las previsiones de asistencia”, señala a este diario Manuel de los Riscos, representante de la Confederación General del Trabajo (CGT).

Este hospital ha vuelto a abrir dos quirófanos por las tardes (antes estaban todos cerrados), pero ha cerrado dos por las mañanas. Y por las noches, sólo hay uno operativo. Además, la dirección ha dirigido una instrucción por la que cierra “a perpetuidad” una de las cuatro salas de UCI que había. “Si hay enfermos, deberemos derivarlos hacia otros hospitales”, se quejan los empleados de Bellvitge.

En el hospital Vall d’Hebron, el más grande que hay en Barcelona, la situación sigue siendo también conflictiva. Ayer, sus trabajadores cortaron la Ronda de Dalt en protesta por los recortes. Tras la noticia publicada por El Confidencial, las movilizaciones de trabajadores y asociaciones de vecinos se recrudecieron y la dirección dio marcha atrás y accedió a eliminar tres de los cinco días festivos obligatorios que había decretado el Gobierno hasta final de año.

“Hemos cerrado los días 21 y 30 de octubre, pero ya nos han dicho que los demás quedan anulados”, señala a este diario Manel Puigcercós, representante de CCOO en el centro. En Vall d’Hebron, se han aplazado, desde el pasado 1 de abril, 3.000 intervenciones quirúrgicas, lo que ha engrosado unas listas de espera que continúan siendo secretas. Además, según otras fuentes sindicales, la eliminación de las vacaciones obligatorias ha obligado a reprogramar 800 visitas de aquí a final de año.

En el Hospital del Mar, se han hecho calendarios individualizados de fiestas y sólo se mantienen como fechas obligatorias de fiesta el 23 y el 30 de diciembre, que se suman a la del 30 de octubre (el pasado puente) y al 9 de diciembre. La otra se suprime y se acumula como el aumento de jornada pactado con los sindicatos para llegar a las 1.624 horas anuales. Todo, para ahorrar, porque desde la cúpula de los hospitales se insiste en que si no se trabaja, no se gasta. Por tanto, se ahorra en las cuentas públicas. Desde la Administración, no obstante, se asegura que lo que se ha hecho es “flexibilizar las fiestas. No que desaparezcan, sino que se les da a los profesionales la posibilidad de que puedan ir a trabajar en los días marcados y hacer fiesta en otro, incluso hasta el 31 de enero”. El calendario inflexible de los días programados, sin embargo, ha desaparecido.