Intentaba escribir tu nombre
y sin querer
un poema se me vino
encima de la piel.
Desde que pude acariciarte
todas las palabras me parecen nuevas.
Sus colores me saltan y me asaltan,
llenan de luz mis heridas
que me fingen silencios
tal vez
para que en todo te pronuncie
y me duela recordarte
más y más todavía.
Ahora me cuesta levantar la vista,
porque todo es horizonte
y tu nombre está escrito
en todas partes.