Un amor de otro tiempo. Resumen de lo publicado

Estamos a 10 de mayo de 1982. Ferrán acaba hoy el servicio militar y, tras despedirse de los amigos que durante este período ha hecho: Jon, Miguel y, sobretodo, Xose, con quien planea abrir un restaurante gallego en su ciudad natal, Alicante, se monta en el tren rumbo a su casa, a la capital de la Costa Blanca. Durante el viaje Ferrán va recordando todo lo que ha vivido y lo que quiere vivir cuando llegue a casa. Al final, tras casi 6 horas de viaje desde Madrid, por fin llega a Alicante, donde nadie le espera, pues, para dar una sorpresa a sus padres, no ha avisado de su llegada. Ferrán pide un taxi y va a la tienda de sus padres, llamada “Boutique Galba”, pero, para su sorpresa, no encuentra a ninguno de los dos, sino que se encuentra con una chica, Rebeca, que dice trabajar allí, pero que no conoce a su padre.

Ferrán va a su casa a esperar a que lleguen sus padres para que, así, le expliquen lo que pasa. Quien llega primero es su madre, que le dice que son muchas las cosas que han sucedido y que hasta que no llegase su padre de donde trabajaba ahora no se lo explicaría. Pasan unas dos horas hasta que el llega y dicen a Ferrán que se siente.

Con Ferrán sentado en una silla y sus padres en el sofá llegó el momento de las explicaciones: sus padres se habían divorciado, y lo habían hecho porque su padre había conocido a otra persona, y no era una mujer, sino un hombre, un hombre, médico y casado, con el que su padre ya llevaba cinco años, cinco años en una mentira que acabó porque su madre los descubrió. Ahora el padre de Ferrán ya no vivía con su madre, sino que había alquilado un piso y trabajaba como portero en el casino. En un instante todo el mundo de Ferrán se había venido abajo y pasó algún tiempo hasta que logró salir del agujero donde aquella noticia lo había metido.

Unos días después de aquello, mientras Ferrán desayunaba con su madre, esta le dijo que ahora que el había llegado, no renovaría el contrato de Rebeca, y ese fue el momento elegido por Ferrán para comunicarle que no quería seguir con la tienda, sino que quería abrir el restaurante con su amigo Xose. Al día siguiente, después de cerrar la tienda a mediodía, Ferrán encontró en el buzón de su casa una carta de Ferrán.

Ferrán comenzó a leer la carta, y lo que leyó lo sumió en la más absoluta tristeza: el padre de Xose había sufrido un accidente en las costas de Marruecos, que casi le costó la pierna y, ahora, Xose tenía que suplir la baja de su padre en el barco para poder mantener a la familia, con lo cual los planes de abrir un restaurante habían quedado hechos añicos. Ferrán volvió a la tienda para despejarse la cabeza, y allí le contó a Rebeca lo que había pasado. Ella, para mantenerle ocupado, le dijo que quería comprar un vestido. Rebeca estaba en los vestuarios probándose el vestido cuando llamó a Ferrán para ayudarla.

Ferrán ayudó a Rebeca con el vestido, tanto a la hora de subirle la cremallera como de bajársela. En esos instantes, Ferrán se encontró muy extraño, notando sensaciones que nunca había notado. Tras terminar, como llovía, Ferrán acompañó a Rebeca a su casa, pero se resbaló y tuvo que subir a su casa para que Rebeca lo curase. Ferrán conoció entonces a la abuela de Rebeca, a quien no pareció hacerle mucha gracia ver a su nieta con el.

Esa noche, Ferrán tuvo pesadillas con la abuela de Rebeca, y ya, al día siguiente, por la tarde, antes de que su madre llegara, Ferrán le contó a Rebeca todo lo que sentía por ella. La madre de Ferrán llegó poco después, pero no se enteró de lo que había pasado, o eso creían ellos. Aquella noche fue la primera vez que Rebeca y Ferrán salieron juntos.

Un mes después de aquella primera cita, la relación, aunque todavía secreta, iba muy bien, pero no tardó en ser descubierta, y fue la madre de Ferrán quien los descubrió en la trastienda de la tienda. Sin embargo, la reacción de ella fue de complicidad, diciéndoles que hacía tiempo que lo sabía. Pasados unos días, les dijo que se fueran a Elda, al proveedor, y que se tomasen el resto del día libre. Allí, vieron un cartel de un concierto de Los Secretos, y compraron entradas. Ese mismo día le contaron la noticia a la abuela, que no se lo tomó tan mal como Ferrán esperaba. Así, se fueron al concierto, pero algo sucedió a la vuelta: se vieron envueltos en una densa niebla aparecida de la nada y sufrieron un accidente de coche. Ferrán logró salir del coche para intentar pedir ayuda pero, tras encontrar la calzada, escuchó unos disparos.