Intercultural

(Para Kefi, que lo prometido es deuda).

Unas sombras encogen los hombros en la oscuridad. Caminan con rapidez sobre la acera mojada. De nada les sirve, pues la intensa lluvia sigue calando sus abrigos sin piedad. Persiguen los aleros y las cornisas, en busca de un poco de refugio, pero sólo hallan gotas aún más cargadas de agua sobre sus hombros. Se escurre la lluvia por los canalones y las cornisas y, el caso, es que dota a la ciudad de un aspecto impresionista. Las luces, las bombillas, los neones; aparecen difuminados y reflejados en todas partes, como miles de pinceladas en la noche.

Cuando llueve, las ciudades son simétricas. El asfalto se vuelve espejo y corta las realidad en dos mitades: Las gentes caminan del revés, con la cabeza abajo y colgadas del techo, únicamente unidas a la realidad por la suela de sus zapatos. La lluvia cae en dos direcciones que se unen en el suelo. ¿Pero en qué mitad, en qué hemisferio, queda ese agua? Las farolas iluminan hacia arriba y hacia abajo a la vez, creando un juego de luces y sombras imposible. En el hemisferio norte, las cosas parecen más palpables, más reales, mientras que en el hemisferio sur, sus habitantes deben contentarse con el mero reflejo difuso de la vida.

Sin embargo, la irrealidad del ecuador desaparece cuando las sombras optan, desesperadamente, por entrar en el primer lugar que encuentran (puede ser un bar, un portal en el que sacudir el paraguas enérgicamente o una tienda), devolviendo la ciudad a su habitual gravedad, sin pensar en los reflejos pisados, que desaparecerán con los próximos rayos del sol. Alguien grita, al otro lado del asfalto, que no se olviden de él, que no le dejen allí encerrado, en el hemisferio sur de la ciudad, mientras no vuelva a llover.
Hola a quien lo lea.

Jo, que envidia, ya podías escribir algo tan bonito para los demás liteolianos como yo, dichosa suerte tiene ese tipo de nombre estrambótico. Envía la receta de qué hay que hacer para recibir semejate dedicatoria.

Una vez leído el texto da pie a tomar un paraguas, una buena chaqueta y a pasear bajo la lluvia por barrios de calles estrechas y asfalto adoquinado. Los mundos paralelos me recuerdan, qué se yo a qué vendrá tal asociación de ideas, a las ilustraciones de aquel holandés llamado Escher que entremezclaba mundos y perspectivas para confundir al que mira, ¿qué mundo es el real, ¿el reflejo o el reflejado? . Seguro que has tenido que investigar como una Agatha Christie antes de utilizar la pluma para poder utilizar esos párrafos tan descriptivos de mundos apuestos.

Rehúmedo el texto.

Un saludo.
Muchas gracias por leerme.

Necesitaba quitar la capa de polvo de mi teclado y volver a escribir algo, y aquel diluvio universal que sufrimos me dio la idea. No son tan surrealistas los mundos de Escher, no... Si en el fondo, nuestro mundo también tiene mil perspectivas que se contradicen.

Un besote y a ver si este es el pistoletazo de salida para seguir escribiendo, que ya me estaba entumeciendo.
que sensacion de "deja vu" me deja este escrito!!!
Me encanta

" Cuando llueve, las ciudades son simétricas. El asfalto se vuelve espejo y corta las realidad en dos mitades: Las gentes caminan del revés, con la cabeza abajo y colgadas del techo, únicamente unidas a la realidad por la suela de sus zapatos.[...]"

El texto en general está muy bien, pero ese párrafo-reflexión sobre esa imagen de dualidad... me resulta tremendamente evocadora, plástica y preciosa.

Muchas gracias a los dos ^^
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