Escritos propuesta de The Fallen-4ª Edición

Soy el albornoz que cubre el alma
de todos aquellos infelices, que en
nombre de la voz escrita de Alberti,
susurra en su oído un leve salam... ,
y ensayan una breve y tímida sonrisa
con el susto infantil de hacer algo mal.
Hasta este preciso instante siempre he tenido la costumbre de hablar de mí mismo, y la verdad es que nadie me escuchaba. Pero hoy me van a perdonar, porque me gustaría que conocieran unos datos de mi vida. Me llamo Juan y vivo en un barrio de zona media. Tengo una casa en propiedad, donde vivo con mi esposa -Eva- y con un pastor alemán lo suficientemente viejo como para olvidarse de su fogosidad, lo cual es un dato a tener en cuenta, ya que apenas me insiste para que le lleve a pasear. Esto nos suele traer problemas, y a veces me toca coger el cubo y la fregona para limpiar el charco de orín que deja en el salón. Hace mucho que no sube al sofá para que le acaricie porque ni siquiera se molesta en mearse de pie. Se queda sentado y un río de pis avanza inexorablemente hacia la alfombra. Sí, es un asco, pero es bastante peor cuando tengo las piernas estiradas. Entonces el líquido amarillo es empapado por la felpa de mis zapatillas, y llega incluso hasta los calcetines. El cerebro recoge la señal y la procesa de este modo:
a) debo matar al perro
b) he de cambiarme los calcetines porque la humedad es insoportable
c) lo sacaré a pasear aunque sea lo último que haga el pobre animal

Odio la situación, no porque el bicho se esté haciendo viejo -es el perro que trajo mi esposa a casa después de casarnos, por lo tanto no me importa lo más mínimo- sino porque en invierno le hacía subir al sofá y metía mis piernas debajo de su cuerpo. Me calentaba en el acto, y no hacía falta encender la calefacción, y eso era un buen indicio para nuestra economía doméstica. Pero no quiero lavar la ropa cada dos días, porque el chucho me deja zonas oscuras en las camisas cada vez que se acerca. Además todos mis sentidos tratan de escapar a la vez porque el olor es insoportable. El jueves pasado fuimos a visitar a los Fernández, y decidimos llevarnos al perro con nosotros para que no hiciera ningún destrozo en casa. Por supuesto, en todos estos años de convivencia conyugal he llegado a la conclusión de que si puedes ir a comer a casa de un amigo debes hacerlo, y cuanto más aprovechado seas, mejor. Cuando Genoveva nos abrió la puerta pudimos advertir una cara de viles circunstancias, y es que la última vez que lo llevamos a una reunión había comido algo que le sentó mal y dejó el sofá hecho un asco.
"Hola amigos, pasad" -cara puta-
"Genoveva, tu puerta tiene un brillo estupendo"
"¿Os gusta? Hemos tardado mucho en limpiar la casa para la ocasión" -serás zorra, esa indirecta te va a suponer una posición privilegiada en mi último relato, puta. Saldrás al final del segundo párrafo, pendona-
"¿Has visto Erbi? ¿Vas a estar tranquilito y sentado hasta que nos vayamos? Todo está muy limpio y en el suelo no cogerás infecciones"
Erbi me miraba como si quisiera vomitarme encima. Lo entiendo, desde que se ha hecho viejo no disimulo mi falta de afecto hacia él. Si no fuera por mi esposa ya habría metido una caja de alfileres dentro de una miga de pan untada en caldo de carne para que tuviese una muerte cruel y lenta, llena de dolor. Eso no es nada comparado con todas las penurias que me ha hecho pasar. Un día, camino del parque, tuvo una idea brillante: dos ancianas paseaban por los jardines cuando Erbi intuyó su itinerario. Se dispuso a generar un gran zurullo entre las hierbas altas y cuando una de las ancianas puso el pie encima notó cómo una sustancia pegajosa y caliente se mezclaba con su barniz de uñas. La verdad es que me hizo mucha gracia, y para esquivar responsabilidades decidí desentenderme del perro, actuar como si no fuera mío, y corrí al estanque a meterle un par de granos de maíz en el pico a un pato. Mientras tanto, Erbi estaba sentado con pose majestuosa, con su lengua fuera y mirándome de forma desafiante.
"Yo, animal, te reto, no te tengo miedo, y estás acabado"
Me despierto... No sé donde estoy...

¡Otra vez no!. ¿Qué me está pasando?. Es la tercera noche que me despierto en un lugar desconocido.
Calma, veamos... estoy en un callejón, hay cubos de basura y contenedores, y un poster medio arrancado de una película. También hay ratas, debería largarme de aquí, pero casi no tengo fuerzas para levantarme. Venga, tengo que hacer un esfuerzo...
¡Oh no! ¡Estoy sangrando!
Sin embargo no siento nada... Un momento, ¡no es mi sangre!
¡Dios mío! ¿Qué es lo que he hecho? Si tan sólo pudiera recordar...

Tengo que tranquilizarme. ¿Qué es lo último que recuerdo? Ayer salí tarde de la oficina y volví andando a casa.

No recuerdo qué ocurrió con mi coche. Hace dos noches salí con él y me ocurrió esto por primera vez. Cuando desperté no pude encontrarlo. Creí que me habían dejado inconsciente y me lo habían robado, pero ahora ya no lo creo. Algo me está pasando.

¡Mierda!, se me va la cabeza, estaba intentado recordar...
Ayer volví a casa andando. Bien, ya voy recordando: de camino me encontré con Julia, estuvimos hablando y me acompañó a casa. Pero no recuerdo haber llegado a casa, ni tampoco haberme separado de Julia...

(Julia... gritando... y yo...)

¡La sangre! ¡No! ¡No puede ser! Tiene que ser mi imaginación, pero ¡es tan real!.
Recuerdo su olor, cada vez era más fuerte, podía incluso percibir el olor de su champú por debajo del olor del perfume. (Pero fué un tercer olor el que provocó que se me nublara la vista...)
A partir de ahí es donde todo se vuelve borroso. ¿Pero entonces por qué la recuerdo gritando? ¿Por qué me recuerdo golpeándola?... Por favor, que todo sea un mal sueño... pero lo veo tan claramente que...

Tengo que esforzarme. Piensa, ¿de qué estábamos hablando cuando empecé a sentirme extraño?... ¡Sí! ¡Ya recuerdo! Estábamos cruzando el parque, hablando de lo bonito que estaba por la noche, iluminado tenuemente por las farolas. Pasamos al lado de la fuente...
¡La fuente! ¡Oh Dios! ¡Ahora lo recuerdo todo! Me volví loco, ¡la ataqué!. Me abalancé sobre ella, le arranqué la ropa y... ¡la mordí! ¿Qué clase de bestia soy?

Ahora lo veo claramente, incluso puedo verla justo antes de que la atacara. Puedo oirla diciendo sus últimas palabras:
" Y qué me dices de la luna ¿No te parece hermosa la luna llena?"
- Epitafio para un Perro.


Estoy con mi perro en el parque sentado en un banco esperando que el haga sus necesidades pero al parecer el no tiene ganas. Se tumba al lado mío mirándome fijamente, con la cabeza recostada entre sus patas. Es entonces cuando pienso en que seria bonito de que mi perro hablara:

“en que me contaras que es lo que se te pasa por tu cabeza. Te enseñaría a leer y te recomendaría los clásicos, como la isla del tesoro, el proceso, el castillo, crimen y castigo y todos los clásicos que terminen en “O”. Yo te daría lecciones de ajedrez. te enseñaría la apertura catalana o siciliana y en que consiste la defensa de Luzin. Te llevaría de copas y charlaríamos de mujeres, en tu caso de perras. Por las noches disertaríamos de los filósofos griegos sobre si todos los sucesos pasados se unen para formar parte de los futuros y hablaríamos de Nietzsche el cual decía que el arte era el propósito de la vida, y la vida seria un despropósito sin arte. Y de su consigna “Dios a muerto” (que significa que no tenemos que responder a ningún Dios por nuestros pecados que somos libres y que estamos solos en el mundo cada uno responsable de sus actos.) y si la filosofía no te interesa hablaríamos de fútbol ¿por qué no? O de lo que tu prefieras. A veces cocinaría yo y tu fregarías, y viceversa. Espero que cuando tu cocines hagas algo mas que esa tu comida preferida, esas bolas en forma de albóndigas de diferentes colores que crujen entre tus dientes.”

¿Eh que te parece la idea?-pregunte en alto a mi perro, el cual alzo primero una oreja después la otra y levanto la cabeza mirándome taciturnamente como el que dice “ ¿De que me estas hablando? Tu estas loco.” esta claro que el prefiere seguir siendo un Animal de a cuatro patas. Volvió a recostar su cabeza entre sus patas.

Seguimos en el mismo sitio yo sentado en el banco y el tumbado. viéndolas pasar. En definitiva dos Animales que observan suspendidamente el paso del tiempo que se mide por el movimiento aparente de las estrellas. Y el tiempo paso. hasta el fin de nuestros días.








“Aquí reposan los restos de una criatura que fue bella sin vanidad, fuerte sin insolencia, valiente sin ferocidad y tuvo todas las virtudes del hombre sin ninguno de sus defectos.”
(Epitafio para un perro) *


*:Cita de lord Byron.

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by #41
Os la debia.

No Title

Cuanto decepciona
El ser humano
Que a las primeras de cambio
Me deja desamparado

De cuando era un cachorro
De cuando conmigo jugaba
De aquello no se acuerda
Para el ya no es nada

Y ahora en el verano
Ahora que no le importo
En una gasolinera abandonado
Solo, traicionado
me deja
...
mi amo.
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