El valor de la amistad

Otro cuento que me encontre por ahi...
El valor de la amistad


Dos amigos viajaban por el desierto y en un determinado punto del viaje discutieron por una tontería, nada importante, enfurecido finalmente uno, le dio una bofetada al otro. Este, ofendido, sin nada más que decir, descendió del camello y arrodillándose en la ardiente arena, escribió con un dedo sobre ella:

“Hoy, mi mejor amigo me abofeteó en el rostro”.

En silencio siguieron adelante hasta llegar a un oasis donde resolvieron bañarse.

El que había sido abofeteado y lastimado se alejó demasiado de la orilla y comenzó a ahogarse, siendo rápidamente salvado por su amigo. Al recuperarse tomó un estilete y escribió en una piedra:

“Hoy, mi mejor amigo me salvo la vida”.

Intrigado, su amigo le preguntó:

¿Por qué después que te lastimé, escribiste en la arena y ahora que te he salvado escribes sobre una piedra?

Sonriendo, el otro amigo respondió:

"Cuando nuestro amigo nos ofende debemos escribirlo en la arena, donde el viento del olvido y el perdón se encargan de borrarlo para siempre; mientras que cuando sucede algo grandioso y excepcional tenemos que grabarlo en la memoria de nuestro corazón, donde ningún viento podrá jamás borrarlo".

"Se necesita sólo de un minuto para que te fijes en alguien, una hora para que te guste, un día para quererlo; pero se necesita de toda una vida para mantener este amor".
Alguna vez me llegó reenviado. No está mal. Me gusta más el de las emociones jugando al escondite. Si no sabéis de cual hablo, ya os lo pondré.
ahí va:

Hace semanas que busco por cada rincón el eco de mi risa. Se vació sin previo aviso el tarro donde conservaba las últimas almacenadas y no encuentro forma alguna de llenarlo de nuevo.

He buscado por todas partes. He sucumbido a planes que no parecían la respuesta, sólo por arriesgar. He probado a cambiar de alternativas y de espacios. He jugado mis últimas bazas acudiendo allí donde antes siempre las encontraba sin resultado alguno. Las risas no llegan. No de la forma estruendosa y arrolladora en que las necesito.

Saboreo instantes agradables, momentos cómodos, situaciones entrañables… pero no hay risas. Esas que harían estallar en mil pedazos los restos de este naufragio de invierno, esas que me inundarían en oleadas gigantes de bienestar haciendo que me dolieran hasta las mejillas.

Llevo tiempo atrapada en una cárcel sin risas, buscando salidas imposibles que me ayuden a sentirlas de nuevo, que me liberen de estas cadenas invisibles. Pero las circunstancias han dejado de acompañarme, y yo sigo vacía de ellas.

Merodeo una frustración pausada y acumulativa mientras me alimento de los momentos pasados y busco risas nuevas desesperadamente.
Bonito relato y moraleja, aunque no lo comparto. Las bofetadas de ayer nos pueden salvar de las bofetadas de mañana, y es por ello por lo que no debemos olvidarlas, mas tampoco tenerlas presente de forma continua.
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