Las flores del cerezo. (Capítulo 37º).

Resumen: Tras librar numerosas batallas, Ayao ha conseguido llegar a Kyoto, y tras participar en la lucha del Sitio de de la ciudad, se ve envuelto en una nueva batalla al tener que salir al encuentro de un nuevo enemigo el traidor Nobunaga. Tras ser derrotado por su rival, se ve obligado a retirarse hacia Kyoto con Nobunaga pisándole los talones. Mientras, Yukio, amada de Ayao continua su viaje hacia Kyoto para celebrar su próxima boda, después de haber escrito a nuestro protagonista confesándole que desde su encuentro en Osaka ya no desea casarse.



Cuando me encontré al frente de las tropas, en el medio de aquella locura, dudé un instante sobre lo que debía hacer, pero pronto el instinto se ocupó de todo. Vociferando atraje la atención de los capitanes hacia mí. No paraba de dar ordenes y todo el mundo las acataba como si en cierto modo estuvieran agradecidos. Dividí la caballería en dos secciones y di ordenes para que se colocaran en los flancos durante la retirada. Reuní de nuevo a la infantería y les obligue a formar y a cerrar filas. Los primeros en comenzar a retroceder fueron nuestros arqueros, o lo que quedaba de ellos. Y detrás el grueso de la infantería. En la retaguardia la lucha era cruenta, coloqué allí a mis mejores hombres para aguantar el empuje de los samuráis de Nobunaga.

Nobunaga estaba decidido a acabar con Sukio, debía acudir a socorrerle en cuanto organizara la retirada. Fue entonces, cuando Nobunaga creía que nos retirábamos y abandonábamos a nuestros arcabuceros, cuando mandé cargar a nuestra caballería de nuestro flanco derecho. No les fue difícil crear una brecha en las fuerzas que asediaban a Sukio, que aprovechando su posición en lo alto de la colina había mantenido en jaque a sus atacantes a golpe de teppo. Transcurría la batalla como una partida de ajedrez, y si seguía así perderíamos, teníamos que reagruparnos y retroceder hacia Kyoto. Cuando Sukio y sus hombres lograron alcanzar mi posición, hice señales a los capitanes para que aceleraran el paso, hacia la salida del valle. El camino fue entonces muy duro, apenas conseguíamos contener a Nobunaga, y no lográbamos distanciarlo. La marcha hacia Kyoto era de al menos dos días, en esos dos días perdimos muchos hombres, y apenas pudimos contener a los Tokugawa. Adelanté un par de exploradores para conocer la situación de la capital, y saber al menos si los ejércitos del Emperador aguantaban aun, pues su resistencia era nuestra última esperanza.

Las noticias no fueron del todo buenas, pero al menos supimos que el Emperador todavía mantenía Kyoto en su poder. Posiblemente no resistiría mucho, pero solo nos quedaba esa esperanza. La ciudad Imperial volvía a estar sitiada, y el Emperador de nuevo encerrado tras sus murallas. Debíamos tomar una decisión, no podíamos enfrentar los ejércitos que asediaban de nuevo la capital, pero tampoco podíamos detener nuestro avance o Nobunaga nos aniquilaría. Tenía que encontrar una salida para aquella situación, se lo debía a mis hombres que tan fieramente habían arriesgado su vida en la batalla.

Pero no sería yo si no la suerte quien nos ayudara en aquella ocasión. No encontrábamos salida y el terreno entre Kyoto y Nobunaga era cada vez menor, los exploradores no encontraban una salida, y decidimos dirigirnos hacia el oeste, en esa dirección quedaríamos entre Nobunaga y el cauce de un enorme río, pero hacia el este las montañas impedían el paso. Al llegar al río, tomamos posiciones para tratar de soportar el ataque de nuestros perseguidores, pero este no se produjo. Algo había asustado a Nobunaga para que este frenara su avance cuando nos tenía a su merced.

Pronto supe que ocurría, un gran ejercito marchaba hacia Kyoto justo a nuestras espaldas. Y si Nobunaga se detenía significaba que se trataba de aliados del Emperador. Por una vez desde hacía mucho tiempo sentí que renacía la esperanza, los hombres recuperaban el ánimo y estaban ansiosos por unirse a los nuevos aliados y volver a recuperar la ciudad. El ejercito que se aproximaba a nosotros era muy numeroso, y estaba formado por diferentes Daimyos, sus estandartes de diferentes colores cubrían toda la llanura al otro lado del río. Nobunaga en clara desventaja se retiraba para buscar refuerzos y reorganizarse, dando por perdidos ya, los ejércitos que mantenían el asedio de la capital.

Pero no todo podía salir bien, comenzaba a notar que mi vida estaba marcada, que los acontecimientos se sucedían siguiendo un orden que me conducía inexorablemente a presenciar la boda de Yukio con mi señor el joven Kaneda. Al frente del ejercito que cubría la llanura podía ver claramente el estandarte de mi señor. Los generales mandaron samuráis a las diversas compañías para transmitir la orden de que se preparara el campamento. Y pude ver como un grupo de hombres se separaba del resto y se aproximaba hacia nosotros. Al frente de la comitiva los estandartes de los Daimyos del sur leales al Emperador y en el centro el estandarte blanco de mi señor Takada.

Cuando estuvieron lo suficientemente cerca pude ver dos rostros, uno claramente reconocible, el de mi padre, y otro aunque cambiado el de Kaneda Takada. Al verle se me encogió el corazón. La carta de Yukio lo advertía claramente pero no había querido creerlo apartándolo de mi mente. Ahora estaba claro, Kaneda había venido para casarse con Yukio. Desterré todos esos pensamientos de mi mente y galopé al encuentro de mí padre.

Ya en la tienda junto a mi padre y a Kaneda, me obligaron a contar todo cuanto me había sucedido desde mi partida. Según avanzaba mí historia, la cara de mí padre reflejaba mayor satisfacción y orgullo y también lo hacía la de mi señor. Kaneda y yo habíamos crecido juntos en palacio, yo como hijo del general de los ejércitos del noble señor, jugaba y entrenaba junto a Kaneda. De pequeños habíamos sido como hermanos a pesar de la diferencia de edad, el pequeño Kaneda siempre me había apreciado. Ahora quien estaba frente a mí ya no era un niño, si no un joven adolescente. Pero pese a la armadura y el gesto solemne un samurai no veía en el joven señor una amenaza, si no un niño. Mi padre y él me contaron apenados la batalla en la que habían derrotado a los nobles que nos atacaban. Aunque la victoria tuvo un alto costo, pues el padre de Kaneda había sido abatido por una flecha durante la lucha, muriendo unos días después. Fue entonces cuando llegó el mensaje del Gobernador Yamada. Kaneda, como nuevo señor y fortalecido por la victoria reunió bajo su mando a todos los nobles del sur, formando el ejercito que ahora comandaba junto a mí padre. Partiendo hacia Kyoto para socorrer al Emperador y casarse con Yukio la hija de Yamada. La llegada de aquel ejercito significaba la salvación de la capital, lo que supondría que la fatal boda se llevaría a cabo allí en cuanto terminara la guerra, o quizás antes.

CONTINUARÁ.
Ese resumen no me vale, me tendré que leer los últimos capitulos para seguir bien este.... [ginyo]
Cuando me recupere de mi gripe me pongo al día... [oki]
Salu Hans.
Mejorate campeón... Pero será la gripe lo que te impide asimilar el perfecto resumen XD XD XD


un abrazo compi...
XD... esto parece un serial![666].

Bueno, estoy un poco descolocado y no me acuerdo muy bien de como iba la cosa de la guerra, con lo cual me he quedado un poco confundido, confusión que espero se pase posteando más capítulos en menos tiempo [+furioso]

Podías haber utilizado el reencuentro del padre y el hijo para hacer un breve (pero más extenso que el de arriba) resumen de los últimos acontecimientos.... mi memoria es limitada. :(

Jo"!, venga, que tengo más ganas de más episodios, como sigas así se me va a pasar el gusanillo de Ayao and company.

;)
Mas madera Hans, q ya has descansado mucho en este asunto XD
Escrito originalmente por Alekseyev
Mas madera Hans, q ya has descansado mucho en este asunto XD


De verdad que estoy escribiendo el final para daroslo todo de golpe, pero me está costando más de lo que esperaba, es que la cosa se las trae, ni yo mismo me decido, voy a tener que rodar un final y luego un corte del director XD XD XD No en serio lo estoy acabando, pero a pesar de tener la idea desde hace tiempo no sé bien como enfocarlo y reescribo bastante cada vez que consigo avanzar.
Bueh, y yo que pensaba que habías escrito un capi nuevoXD, So vago, a ver si curramos más XD
Escrito originalmente por The Cragor
Bueh, y yo que pensaba que habías escrito un capi nuevoXD, So vago, a ver si curramos más XD


No sabéis lo que me está costando escribir el dichoso final, entre CINeol, los relatos cortos que me llegan a la cabeza y empujan hasta que salen, vivir el poco tiempo libre que tengo y el curro no soy capaz de escribir lo poco que me queda y el caso es que está ahí en la cabeza sólo necesito sacarlo. Pero nada al final le voy a coger manía al relato con lo rápido que me salía al ppio :(
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