Investigadores suizos desarrollan una mano protésica con sentido del tacto

Ricardo Cambre
La mano humana es con diferencia la herramienta más precisa con la que cuenta nuestra especie, ya no solo por su forma o fuerza, sino por la precisión con la que nuestro cerebro es capaz de controlarla. Y precisamente por esta complejidad, la tarea de realizar prótesis funcionales de esta parte del cuerpo es un verdadero desafío para sus diseñadores.

Para superar este obstáculo, investigadores de la Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPFL) han desarrollado una prótesis capaz de moverse y transmitir sensaciones a su usuario a través de un sistema de sensores y electrodos implantados en los nervios restantes del brazo. El prototipo envía las sensaciones táctiles sin ningún retardo y permite reconocer los grados de aplicación de presión denotando la textura, el peso, o el tamaño de los objetos sostenidos.


La primera persona en probar el brazo robótico ha sido un paciente que perdió su mano izquierda en un accidente pirotécnico hace nueve años. "Podía sentir cosas redondas, cosas duras y cosas blandas", comenta el voluntario Dennis Aabo. "La respuesta era totalmente nueva para mí. De repente, cuando hacía cada movimiento podía sentir lo que estaba haciendo en vez de mirar lo que hacía".

Utilizando el prototipo, Aabo es capaz de sujetar con su mano objetos con gran destreza e incluso de distinguir con los ojos vendados entre algodón, un estuche de gafas o un bloque de madera. Los investigadores también han observado que Aabo comenzó a refinar el uso de su mano protésica casi de inmediato y con signos continuos de mejora en el uso de la "sensiblidad" del brazo.

El equipo de la EPFL se muestra muy optimista acerca del uso de estos implantes durante largos periodos de tiempo, uno de los obstáculos a superar para que su dispositivo consiga mejorar la calidad de vida de aquellos que lo necesiten. Por ahora los investigadores han conseguido implantarlo en ratas de laboratorio durante 12 meses y el propio Aabo utilizó la prótesis durante 31 días, viéndose obligado a interrumpir el experimento debido a la legislación europea sobre pruebas médicas.
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Conglomerado funcional de cine, videojuegos, diseño y marketing en forma humana. Criado a base de VHS de videoclub y cassettes de MSX. A veces hardcore, a veces indie, a veces casual y continuamente abierto a experiencias nuevas que dejen huella.

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