Volví a sentir (Thirty one)

Volví a sentir la presión en mi pecho, el ardor en mis venas.

Volví a sentir el sabor de sus labios, unos segundos apenas.

Y es cuando despierto que me pregunto por cuánto más tiempo durará este castigo. Me pregunto si es divino y justo; o vulgar y abusivo como darle la vida eterna a un mortal. Me pregunto cuál es la finalidad: como si no lo tuviera suficientemente claro, como si no fuera conocedor de que nunca más se repetirá. Lo tengo asumido, ¿es que no te das cuenta…? Dime, ¿por cuánto más…?

Me la encuentro, no sin buscarla, en una ciudad de la que no sé ni el nombre. La encuentro distinta pero sigue siendo la misma: su pelo rubio ceniza y sus ojos azul marino, vívidos ante el espejo del baño, intensos bajo la luz de los focos. Me acerco y la observo: sí, no hay duda, es ella.

Después de una absurda situación acabamos en una habitación para luego trasladarnos a otra instantáneamente. No me importa dónde estemos, siempre que esté con ella, lo que me inquieta es no saber si ella está conmigo. Me acerco y su melena morena me hace cosquillas; le pido perdón.

Abrazados, nuestros ojos bailan al igual que nuestras piernas, que tiritan como hojas de papel de arroz ante el soplido de un niño. Le confieso que la necesito, y que siempre la he necesitado. Agarro su barriga y siento cómo encaja con la mía, lo mismo sucede con su pecho: ella es mi llave.

No recuerdo quién se acercó más de los dos pero sucedió. Y mis labios siguen a los suyos, y su respiración es como una brisa dulce que va directa a mi boca. Me alimento de su aliento mientras siento una simbiosis perfecta: he abierto la puerta.

Mi bello se eriza y mis labios se humedecen, con la espuma de las olas, al andar por encima de océanos prohibidos cuidando de no resbalar. Sin embargo, son curiosos y, soberbiamente engreídos o juvenilmente ignorantes, se zambullen y se ahogan anclados con la lengua en la gruta del placer. Naufragan y emergen en espiral hasta convertirse en un torbellino maquinal que absorbe cualquier pena habida, devolviendo gráciles cosquilleos y alivio sintomático a mi preexistente cardiopatía. Complacidos pues, liberan a sus prisioneros bautizados en el arte del amor en una última vuelta que parece no tener fin: estoy dentro.

Acerca su boca y me llena los oídos de vocablos acerca de atrayentes bombones que, luego descubro, están rellenos de amargo, como amargas son las promesas que recuerdo al verla marchar a los brazos de otro hombre. Hombres que sin duda no poetizarán ni vivirán, ni tan siquiera apreciarán, lo aterciopleado de sus labios, su fragancia a Azahar, la cadencia de sus ágiles movimientos, el dulce contacto, su mera presencia...

Evito hablar porque sé que estoy mudo y que no tengo voz. Sólo me hago a un lado. Me aparto de su camino porque ya no se cruza con el mío.

Ella es mi llave, sin embargo, ahora es un suspiro de lo que un día fue: la llave maestra que podía abrir todas las puertas habidas y por haber. Cada día me dejaba adentrarme un poco más en la estancia de la puerta de la que colgaba un letrero que ponía: felicidad. Era genial pasear con ella de la mano, y era tan difícil de creer que esto pudiera durar…

Hasta que un día se fue, dejándome un sobre con otra llave que sólo abría una puerta. Abatido, la abrí y me adentré hasta el final en ella pensando que la encontraría, siendo tan desastre que la perdí y ahora no puedo salir. Hace tanto tiempo que recorro estos pasillos llenos de espejos que reflejan lo que un día fui, que me han hecho olvidar qué soy y dónde estoy. Creo que en la placa empezaba con algo así como: desg, desdi… No lo recuerdo. Sólo sé que, muy a pesar mío, y sabiendo que ya no volveré a verla ni a sentirla, me gustaría salir de este sitio. Pero no puedo, algo me retiene.

Es como un campo de fuerza invisible que me impide el paso: por muchas veces que lo pruebe, por mucha fuerza con que lo intente. Al principio pensé que era una barrera que me impedía salir; ahora, incluso he llegado a pensar que se trata de una barrera de protección; o quizás, esto es lo que me gusta pensar que es. Eso hace cuestionarme por qué la ignorancia es más valiosa que la soledad, y por qué la soledad es mucho mejor que la felicidad. No sé de qué le sirve mantenerme encerrado. He aprendido la lección. ¿Por qué no me deja salir...?

Hoy, como tantos otros días, me he despertado con la mano entrecerrada, como si estuviera sosteniendo algo muy importante: la suya. Sin embargo, siempre está vacía, nunca hay nada.

Y es cuando despierto que me pregunto por cuánto más tiempo durará este castigo: pero nadie responde, nadie habla.
Mañana con calma me leo esto. Son las seis y diez de la mañana. Hasta que punto me abandono para llegar a estos extremos...

DeFT, no puedo enviarte MP's si deshabilitas la bandeja de entrada.

Buenas madrugadas.
Sabes lo que me transmitió en su día este escrito, quizá andaba baja de ánimo o como muchas veces te digo no hacen faltan 50 páginas para llegar a emocionar a la persona que te lee. Solo hace falta saber apreciar esas vivencias que transmites, esos sentimientos y en definitiva haber amado o haberte sentido amada.

Lo que más me gusta (aparte de algunas frases que me han llegado) son los detalles que relatas tras los dos puntos:

ella es mi llave.
he abierto la puerta.
estoy dentro.


Solo con eso está todo dicho. Sentir algo así es rozar la felicidad, sentirte pleno y dichoso. Perder algo así es demasiado triste y difiícil de asimiliar....pensar que nunca más encontrarás una llave que encaje contigo o que quizá podemos encontrar alguna llave y encajar en muchas cosas o durante un tiempo pero finalmente la llave pasada terminará volviendo, tal vez a través de sueños o tal vez estando aún despiertos, lo que es mucho peor porque son esos recuerdos los que no podemos borrar y los que nos hacen revivir situaciones compartidas. Torturarnos o afrontarlos es parte de nuestra decisión.


PD: Me gusta volver a leer algo tuyo y que me emocioné como tiempo atrás...
Transmites bien el sentimiento de tener algo así y perderlo.
Me gustan bastante algunas frases ("lo que me inquieta es no saber si ella está conmigo", "ahora es un suspiro de lo que un día fue", "me aparto de su camino porque ya no se cruza con el mío" ) y lo de la llave y la puerta, sin embargo hay expresiones que no me terminan de convencer:
'Agarro su barriga y siento cómo encaja con la mía' suena un poco raro. Se me ocurre en su lugar: acerco su vientre al mío y siento cómo encajan.
'atrayentes bombones que, luego descubro, están rellenos de amargo',no sé por qué, pero no me gusta esa frase x) pero no me hagas caso.

Y he visto por ahí una falta: es vello y no bello.


Espero no haber sido una crítica muy dura! xD
Me ha gustado muchísimo, como siempre un poco pero bueno... No encuentro errores de esos que me ponen la piel de gallina en tus textos, esto se valora. La sensación de abatimiento que transmites hacia el final casi me abrasa.
Luz_Sideral escribió:Sabes lo que me transmitió en su día este escrito, quizá andaba baja de ánimo o como muchas veces te digo no hacen faltan 50 páginas para llegar a emocionar a la persona que te lee. Solo hace falta saber apreciar esas vivencias que transmites, esos sentimientos y en definitiva haber amado o haberte sentido amada.

Lo que más me gusta (aparte de algunas frases que me han llegado) son los detalles que relatas tras los dos puntos:

ella es mi llave.
he abierto la puerta.
estoy dentro.


Solo con eso está todo dicho. Sentir algo así es rozar la felicidad, sentirte pleno y dichoso. Perder algo así es demasiado triste y difiícil de asimiliar....pensar que nunca más encontrarás una llave que encaje contigo o que quizá podemos encontrar alguna llave y encajar en muchas cosas o durante un tiempo pero finalmente la llave pasada terminará volviendo, tal vez a través de sueños o tal vez estando aún despiertos, lo que es mucho peor porque son esos recuerdos los que no podemos borrar y los que nos hacen revivir situaciones compartidas. Torturarnos o afrontarlos es parte de nuestra decisión.


PD: Me gusta volver a leer algo tuyo y que me emocioné como tiempo atrás...


Algún día no te enseñaré la transcripción literal, a ver si adivinas de qué va ;P


PequeñaFlordeLoto escribió:Transmites bien el sentimiento de tener algo así y perderlo.
Me gustan bastante algunas frases ("lo que me inquieta es no saber si ella está conmigo", "ahora es un suspiro de lo que un día fue", "me aparto de su camino porque ya no se cruza con el mío" ) y lo de la llave y la puerta, sin embargo hay expresiones que no me terminan de convencer:
'Agarro su barriga y siento cómo encaja con la mía' suena un poco raro. Se me ocurre en su lugar: acerco su vientre al mío y siento cómo encajan.
'atrayentes bombones que, luego descubro, están rellenos de amargo',no sé por qué, pero no me gusta esa frase x) pero no me hagas caso.

Y he visto por ahí una falta: es vello y no bello.


Espero no haber sido una crítica muy dura! xD


Creo que el relato no se puede valorar por frases, sino por todo el conjunto. Aunque simplemente sean distintas visiones ensambladas con, mayor o menor, maestría.
Es cierto lo de agarrar, no parece un verbo que sirva para definir eso, sin embargo, si lo miro como un lector, podría parecer una metáfora: como si cogiera una pieza de puzzle que me falta, aunque este no era el caso.
La de acercó su vientre, está muy bien para poesía y tal, pero no suelo usar la palabra vientre. Qué sé yo, va a gustos. Te has fijado en unos detalles muy... no sé xD

Gracias por leer (:


Plaff escribió:Me ha gustado muchísimo, como siempre un poco pero bueno... No encuentro errores de esos que me ponen la piel de gallina en tus textos, esto se valora. La sensación de abatimiento que transmites hacia el final casi me abrasa.


Son un poco ¿qué?, ¡eh?
¿Cuándo has encontrado un error en mis textos que te ponga la piel de avecrem? (Lo escuché decir a un abuelo a su nieta en la playa xD).

Un petó.
Vale, ya con más calma lo he leído que he estado unos días que... en fin.

Cómo siempre, transmites exactamente los sentimientos que querías transmitir al escribir. Bueno, al menos eso creo. Pero lo que sí está claro es que transmites sentimientos, eso es importante, es lo que alguien al que le gusta leer busca: sentimientos.

Me quedo sin duda con este fragmento:

Eso hace cuestionarme por qué la ignorancia es más valiosa que la soledad, y por qué la soledad es mucho mejor que la felicidad. No sé de qué le sirve mantenerme encerrado. He aprendido la lección.


Me ha encantado, fiel a tu estilo. Genial.
6 respuestas