Análisis: Donkey Kong: Jungle Beat

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Donkey Kong: Jungle Beat
Por DA



Nombre: Donkey Kong: Jungle Beat
Desarrolla: Nintendo
Publica: Nintendo
Plataforma: GameCube
Género: Plataformas
Textos: Español
Voces: No
Calidad de la versión PAL:
PUNTUACIÓN: 8


Dentro: Fuera:


ANÁLISIS:

¿Qué obtendremos si cogemos un par de bongos y un gorila vacilón, y lo mezclamos todo en un juego de plataformas? Eso mismo creo yo que debió pasarle por la cabeza a alguna de las mentes pensantes de Nintendo, que tras sopesar las posibilidades y exponerlo a directivos varios, finalmente llegaron a la conclusión de que quizá no fuera tan descabellado crear un juego de plataformas donde el gorila que lo protagoniza se moviera a ritmo de bongo.

Pudiera ser que la historia sobre la concepción de Donkey Kong: Jungle Beat difiera completamente sobre lo aquí relatado, o pudiera ser que no, pero lo más seguro es que muchas de las personas que ahora mismo están leyendo estas líneas en su momento se preguntaran, al igual que el aquí presente, como y a quién se le pueden ocurrir tan extravagantes ideas, y seguro que pocos pudieron evitar sorprenderse durante el E3 celebrado el pasado Mayo de 2004 en Los Ángeles cuando Nintendo mostró por primera vez al público su, cuanto menos, original apuesta. Desde ese momento, una pregunta que seguro ha rondado la cabeza de todos es: ‘¿Y que tal funcionará el invento en la práctica?’ Porque todos hemos sido testigos de cómo aparentes grandes ideas, que en un principio sonaban originales e innovadoras, una vez puestas en práctica no lo eran tanto. Afortunadamente este no es el caso del juego que aquí nos ocupa, ya que superado el escepticismo inicial y tras unos minutos de juego, nos damos cuenta de que el control no solo resulta preciso e intuitivo, si no que además consigue arrancarnos alguna que otra risa sin que nos demos apenas cuenta.

Pero vayamos por partes y no adelantemos acontecimientos sobre las virtudes y defectos que encontraremos al jugarlo.

La primera vez que arrancamos el juego nos sorprenderá una pantalla de título, que lejos de invitarnos a presionar el botón ‘Start’ con el ya clásico rótulo parpadeando en pantalla, nos incitará a dar unas palmadas, que acto seguido nos conducen a un nivel de introducción en el que tomaremos un primer y pequeño contacto con los peculiares controles sobre los que estaremos al mando durante el resto de la partida. Posiblemente, y dependiendo de la coordinación de cada uno, los primeros minutos de aventura por la jungla os resultarán más o menos reconfortantes, pero no sufráis, que si un arrítmico nato como quien escribe estas líneas ha sido capaz de hacerse con el control con solo cruzar un par de fases, es seguro que cualquier hombre o primate con un mínimo sentido del ritmo podrá dar palmadas y golpear los bongos con la precisión necesaria sin necesidad de acudir a clases particulares de percusión.

Tras la primera toma de contacto, y una vez dominemos el arte de mover a nuestro mono a golpe de tambor, descubrimos con entusiasmo que el juego está compuesto por fases variadas y divertidas que varían la mecánica de juego ligeramente para que no se acabe haciendo monótona nuestra travesía selvática. El juego está compuesto por diferentes reinos, cada uno bautizado con el nombre de una fruta, y a su vez, estos reinos están formados por dos fases diferentes en las que por norma general cruzaremos el nivel a pie, o utilizando como montura algún otro animal, algo por otro lado ya usual en los juegos protagonizados por Donkey Kong. Para salvar todos los obstáculos con los que nos iremos encontrando en nuestro camino solo necesitamos un poco de ritmo. Golpeando el bongo izquierdo o derecho repetidamente haremos que nuestro gorila se mueva hacia esa dirección, y cuanto más rápido toquemos, más correrá nuestro primate. Si queremos saltar, no tendremos más que golpear ambos tambores simultáneamente, y para recoger objetos o golpear a los enemigos bastará con dar una palmada. Con este sencillo elenco de acciones el juego permite llevar a cabo una cantidad considerable de movimientos y combos que tendremos que ir combinando para conseguir atravesar la fase y recoger el mayor número posible de plátanos, que nos permitirán abrir el acceso a nuevos reinos, ya que para desbloquearlos necesitaremos una cantidad determinada de emblemas, los cuales ganaremos en mayor o menor medida dependiendo de la cantidad de bananas conseguidas tras vencer al jefe que aparece al finalizar con éxito los dos niveles que componen un reino. Solo por vencer al enemigo de final de nivel conseguiremos el emblema de bronce correspondiente a ese reino, mientras que dependiendo del volumen de bananas del que hayamos hecho acopio también podemos conseguir los emblemas de plata y oro. En estos combates de final de fase, no tendremos la posibilidad de aumentar nuestra cuenta de plátanos si no que nos limitaremos a tratar de derrotar al enemigo intentando ser golpeados la menor cantidad de veces posible, ya que cada vez que recibimos un impacto se nos irán descontando plátanos en nuestro contador. Los combates finales se centran básicamente en dos estilos. Un enfrentamiento cuerpo a cuerpo donde no tendremos libertad de movimiento, y nos limitaremos a dar palmadas para esquivar los golpes del contrario, y tocar los tambores para tratar de hacerle encajar nuestros puños, o bien un encuentro más propio de los juegos de plataformas clásicos, donde tendremos que esquivar los ataques que nos lanza el enemigo moviéndonos por toda la pantalla, y a su vez, tratar de alcanzarle lanzándole objetos con el objetivo de noquearle y así poder abalanzarnos sobre él para darle una buena tunda hasta que consiga levantarse, tras lo que volveremos a repetir el mismo procedimiento hasta conseguir vencerle.

A nivel técnico el juego cumple sobradamente, con niveles y personajes que hacen gala de unos gráficos coloristas y cargados de sentido del humor que recuerdan en estilo a las entregas de Donkey Kong Country realizadas por Rare para Super Nintendo, solo que esta vez, pese a tratarse también de un plataformas de desarrollo bidimensional, los personajes y escenarios los forman modelos 3D con un buen nivel de detalle y bonito diseño que sin llegar a la excelencia cumplen perfectamente con su cometido. Mención especial para los enemigos finales, que además de un buen diseño y modelado ofrecen efectos como fur-shading para simular el pelo. El sonido se limita a hacer su función de manera correcta, con gritos selváticos y sonidos de animales que ambientan correctamente el desarrollo de la aventura, y con una música de corte mayormente tribal que se ajusta con corrección a las circunstancias de juego.

No cabe duda que Donkey Kong: Jungle Beat es un buen juego, y lo más importante, que es muy divertido y supone un soplo de aire fresco en lo que al sistema de control se refiere, pero pese a todo, el juego cuenta con sus defectos, algunos más bien triviales, como la ausencia de espacios de guardado diferentes para poder albergar la partida de varios jugadores, y otros más graves y lamentables, como la ausencia de un modo multijugador que permitiera a varias personas retarse o cooperar a golpe de bongo, o el hecho de que el juego sea corto, lo cual resulta una lástima, ya que precisamente cuando más estas disfrutando de tu aventura por la jungla te percatas de que has llegado al final de ella sin darte apenas cuenta. A grosso modo el juego ofrece entre 6 y 7 horas desde que empiezas hasta que bates al último enemigo, algo que sin duda alguna la mayoría de jugadores conseguirán en un par de tardes disfrutando del juego. En defensa del título solo queda añadir que la adictiva y divertida mecánica y el sistema de combos seguramente os mantendrán pegados a la pantalla durante algunas horas más, mientras cruzáis los diferentes reinos una y otra vez intentando conseguir el mayor número de plátanos posible. Aun teniendo en cuenta el aliciente de rejugabilidad que eso supone, Donkey Kong: Jungle Beat está lejos de ser un juego largo.

Como última recomendación a todos los interesados en probar el título, sugerir que lo hagan utilizando los Bongos DK, ya que proporcionan una experiencia de juego, que si bien no es todo lo longeva que uno desearía, si que es única y divertida. Abstenerse de alquilar el juego si no es junto con los bongos, o si no se dispone ya de ellos, puesto que el control que ofrece jugar con el mando de control estándar, pese a ser correcto, está muy lejos de ofrecer la experiencia y el encanto que se consigue al mover tu personaje a golpe de timbal.







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