¿Publicar con pseudónimo, nombre real o no publicar?

Estos últimos seis meses he retomado mi afición por la escritura y he escrito tres novelas cortas. No pasaba por mi cabeza publicarlas, ya que mi intención era únicamente desentumecer mis manos y mi cabeza, comprobar si era capaz de evadirme y mantenerme concentrado en un proyecto, si podía escribir con fluidez, si podía escribir sobre varios géneros diferentes y si era capaz de empezar algo y terminarlo. Era como un ensayo para dedicarme después a obras mayores.

Sin embargo, ahora que he terminado me planteo autopublicarlas. Por un lado porque he recibido críticas positivas de familiares y amigos que me han animado a hacerlo. Aunque ya se sabe, son gente a mi favor, con todo lo que eso conlleva. Por otro lado me interesa ir tanteando el mercado e ir aprendiendo como funciona el mundillo editorial. Para mi siguen siendo obras menores escritas casi a vuelapluma, pero quizá es que soy demasiado exigente. Los autores al ver las obras desde dentro les vemos más las costuras, somos más críticos, pero quizá desde fuera no desentonen demasiado de otras muchas novelas que se publican cada día.

Por eso no se si debería publicarlas con pseudónimo, para no desprestigiar mi nombre real si estas novelas terminan siendo consideradas demasiado amateur. Los proyectos que tengo en mente son de mucho mayor peso y no me gustaría que se vieran lastrados en el futuro por la opinión que tenga la gente de estos primeros ensayos.

¿O quizá debo esperar a escribir algo de lo que me sienta verdaderamente orgulloso? Podría ser lo más lógico. Pero quizá la experiencia publicando estas primeras novelitas me sirva luego como experiencia para mover mejor una futura "gran obra".

¿Que me aconsejáis?
El uso de seudónimos fue y sigue muy extendido. No sólo en la literatura. También en el cine y el Teatro. Algunas razones:

- El nombre real suena vulgar: Luis Rodríguez... puede sonar más atractivo Louis Rodríguez.
Cary Grant es un nombre mucho más memorable que Archibald Alec Leach. Un nombre sonoro, original y corto, se recuerda fácilmente.
- Mujeres que desean ser respetadas como hombres, usan un seudónimo masculino.
- Tener un toque exótico. Escritores españoles se ponían un nombre anglosajón para parecer norteamericanos (Esto ocurrió mucho en las novelas de ciencia ficción que se venían en Kioscos)
- Se usa un seudónimo para publicar una obra que se aparta totalmente de la profesión y de las otras publicaciones del autor. Por ejemplo un profesor de Economía, que publica un libro sobre "The Doors".
- Protegerse de persecuciones políticas, sobre todo en el pasado y en regímenes no democráticos.
- Poder presentarse a un concurso sin llamar la atención y ser evaluado con objetividad y no con prejuicios. Se sabe que escritores consagrados a veces se presentan al premio Planeta, pero con seudónimo.
Etc.

En caso de duda, es mejor elegir un seudónimo y publicar, que no hacerlo. Siempre tendrás tiempo para decir que publicaste con tal o cual seudónimo.

Lo más divertido es cuando publicas por ejemplo un artículo bajo seudónimo y escuchas las críticas a dicho artículo por amigos y personas cercanas, que no se atreverían a hacer si supieran que eres tú el autor [sonrisa]

En cierto modo, es como un "nombre de guerra"; una personalidad literaria. Que irá cobrando vida propia.
Jeremiah, publica con tu nombre o con seudónimo, pero publica, hombre.

Una opción muy económica para la autoedición es Amazon. A través de Amazon Kindle Publishing hasta te dan un ISBN gratuito para tu libro, de modo que podrías incluso venderlo en librerías convencionales, donarlo a bibliotecas o lo que desees: a efectos prácticos, será un libro "legal", salvo que no tiene depósito ni por supuesto estará registrado en la propiedad intelectual. Lo del depósito, a mí me la pela, en cuanto al registro, una opción es Safe Creative, pero siempre puedes rellenar los formularios de tu Registro y pagar las tasas correspondientes.

Lo interesante de la autoedición de Amazon es que no tiene competencia. Pedí ejemplares de mis obras y no tienen nada que envidiarle a lugares más fangosos como Bubok, Lulu, etc. En la mayoría de las editoriales de autoedición tratarán de venderte "packs" editoriales que incluyen el depósito legal, el ISBN y dudosos servicios de maquetación, corrección y diseño de portada. Sobre el papel sonará bien. La realidad es que se tratará de un tío mal pagado, o del mismo dueño del chiringuito en su buhardilla aplicando el corrector de Word, buscando una imagen gratuita en una web de fotografías e incrustándola en una plantilla o metiendo tu texto en una plantilla prediseñada. A todo esto lo llamarán "maquetación profesional", "diseño de portada" y "corrección ortotipográfica" [carcajad] .

Yo te recomiendo que huyas de vampiros. Si vas a autoeditar, hazlo tú mismo, sin intermediarios. Pero si te da pereza, y no te importa palmar algo de pasta, la "editorial" (en realidad son imprentas con ínfulas o imprentas travestidas) más barata que encontré fue ViveLibro.

Prueba Amazon Kindle Publishing, tío. Empápate de sus tutoriales y en pocos días tendrás tu obra publicada, para Kindle y en tapa blanda, con ISBN y disponible por impresión bajo demanda en el mundo entero. Te paso por privado mis libros allí para que los veas. Ah, lo olvidaba, el precio de impresión para el autor es el más barato de toda la red: pagas coste de imprenta y el envío si no tienes Prime. Y puedes pedir hasta 999 ejemplares. Te sale un libro de trescientas páginas por 7 euros: imbatible
@Cleveland gracias por la respuesta tan completa, hombre. Te había leído muchas veces por aquí y siempre pensaba lo mismo: este tiene que ser escritor o algo parecido.

Aunque veo que no lo he especificado, cuando he hablado de publicar me refería a hacerlo a través de Amazon. Tengo entendido que funciona bastante bien, y debe ser cierto porque conozco casos de gente que se había autopublicado por otros medios o que incluso habían conseguido que alguna pequeña editorial les publicara, y al final han terminado cambiándose a Amazon. O sea, que algo debe tener cuando todo el mundo termina allí.

Lo de los intermediarios desde luego lo tenía descartado. Los maquetaré yo mismo, e incluso como soy aficionado al dibujo tengo previsto hacer mis propias portadas, aunque todavía no he dado con la tecla para que parezcan mínimamente profesionales. Tengo que practicar, sobretodo el coloreado.

Al final creo que me decantaré por usar pseudónimo. Futuros proyectos de mayor envergadura si que me gustaría que llevaran mi nombre real.
Bueno, tanto como escritor [ayay] ... Profesional, desde luego no: jamás viviré de esto, pero no pasa nada.

El Creador de Portadas de Amazon te sacará de un brete si te da la flojera, pero claro, tu portada será idéntica a miles de libros. Sin embargo, el Creador de Portadas también te permite subir tus creaciones en jpeg. Prueba Canva, jeremiah. La versión gratuita presenta un porrón de plantillas. Una vez más, el mismo problema: esas ilustraciones las usan miles de personas.

Hay portales con imágenes libres de derechos de autor, si acaso te piden como cortesía que los menciones en el interior (Imagen de portada: Fulanito).

Yo creo que te gustará Amazon para tus creaciones. Lo único malo es que se pega más de un día procesando una actualización o cambio, y si eres de los que siempre está retocando algo, te fastidiarán las esperas. Pero en fin, a cambio, lo que cuelgues lo puede comprar cualquiera por todo el planeta: eso es asombroso. Y si inscribes tu ebook en el servicio gratuito de Kindle, cada vez que lo descarga alguien, te caen unos céntimos.
Todo Guerrero necesita una armadura. Seudonimo, el ego dejalo aparte. Saludos [beer]
Ya que habláis del tema, qué es mejor, hacerse un seudónimo español o inglés?

Por ejemplo, no es lo mismo un J.L. Márquez que un J.L. Johnson.

Lo digo más bien por si se diera el hipotético caso de traducirlo algún día que fuera más fácil de llegar a otros países.
Yo no abogo por seudónimos. Tú lo llamas ego, hermestad, yo valentía. "Esta es mi mandanga, y la firmo con mi nombre". Sin vergüenza, sin complejos, sin miedos. Por lo menos, en este campo en concreto. Puede que la vida nos obligue a ocultarnos o a parapetarnos en otras regiones y actividades, pero en mis libros no me da la gana. Otra cosa ya es que uses seudónimo como parte de un personaje, como juguete, como artefacto literario, que seas célebre y desees ocultar tu identidad por cualquier motivo, etc.

De todas formas, allá cada cual. Lo importante es que si tenéis algo que contar, lo hagáis, y que si os apetece plasmarlo en papel o en formato electrónico lo hagáis, porque nunca, desde Gutenberg para acá, ha sido tan sencillo y económico.

Pues no lo sé Nullpointerexception, pero lo cierto es que de chavalín, cuando leía novelitas de currantes de las letras mal pagados, me entraban mejor los autores y los personajes porque tenían nombres anglosajones. Ya de adulto supe que eran señores de Madrid, de Albacete, de Barcelona, de Lugo, [carcajad] .

https://www.ciencia-ficcion.com/opinion/op00825.htm

https://www.ciencia-ficcion.com/opinion/op01534.htm

A dos duros las cambiaba yo en el mercado de abastos. Y aprendí un montón de estos cabrones. Y me lo pasé teta.
Ahora que citas a esos obreros de los bolsilibros, los cuáles yo también devoraba en mi infancia y adolescencia, tengo que confesar que para mi siguen siendo ejemplo e inspiración. Siempre he pensado que a escribir se aprende escribiendo, y la idea de escribir tres novelas del tirón ha sido un intento de aprender emulando a esos monstruos de la literatura popular que eran capaces de escribir hasta tres y cuatro novelas al mes. Escuché en una entrevista a Francisco Gonzalez Ledesma, autor de novela negra y ganador de varios premios entre ellos un Planeta, que todo lo que había aprendido dentro de la literatura se lo debía a Silver Kane, su alter ego con el que había escrito más de un millar de novelas. "Un aprendizaje de perro", decía. Pero muy efectivo.

Por ese recuerdo me tira el pseudónimo anglosajón. No tengo nada claro que hubiese leído aquellas novelitas con la misma fruición si en lugar de verlas firmadas por unos glamurosos Curtis Garland o Keith Luger, hubiesen salido con nombres hispanos como Juan Gallardo o Miguel Oliveros. A día de hoy me daría igual, de hecho actualmente valoro más la literatura española que la de cualquier otro país, pero en aquella lejana época parecía que todo lo que venía de fuera era mejor.
yo si publicara, lo haria bajo seudonimo. tiene varias ventajas, en mi opinion.
Hombre, publicar publica, como te han dicho por ahí arriba. Si hacerlo con seudónimo o no es cosa tuya. Ten en cuenta los puntos que te ha mencionado Quintiliano para los que se ha usado generalmente otro nombre y decide.
De todas formas, tienes que tener presente que una vez uses uno u otro ya no hay vuelta atrás a no ser que quieras perder a los seguidores o la fama que hubieras podido obtener con el anterior.

Personalmente elegiría usar mi propio nombre y sólo me plantearía usar otro con vistas al mercado anglosajón, porque la realidad es que nosotros leemos literatura anglosajona, pero a ellos ver un nombre latino les echa para atrás.
Yo ahora mismo pretendo publicar con pseudónimo porque estamos con una novela a 4 manos y tanto mi compañera como yo, si estamos entre dos libros, uno tiene un nombre de autor y otro dos, nos decantamos por el que tiene sólo uno, así que...

Son varios los factores a tener en cuenta, pero eso, piénsalo muy bien, porque uses lo que uses, debería ser definitivo.
Cleveland escribió:Yo no abogo por seudónimos. Tú lo llamas ego, hermestad, yo valentía. "Esta es mi mandanga, y la firmo con mi nombre". Sin vergüenza, sin complejos, sin miedos. Por lo menos, en este campo en concreto. Puede que la vida nos obligue a ocultarnos o a parapetarnos en otras regiones y actividades, pero en mis libros no me da la gana. Otra cosa ya es que uses seudónimo como parte de un personaje, como juguete, como artefacto literario, que seas célebre y desees ocultar tu identidad por cualquier motivo, etc. (...)


Adoptar un nombre artístico, para ser conocido por él, no es lo mismo exactamente que un seudónimo.

El nombre artístico está pensado para destacar, ser recordado con facilidad, y distinguirse de otros.

Por ejemplo, como antes mencioné, Cary Grant no se llamaba realmente así. Fue un nombre elegido conscientemente, para destacar, y consiguió su objetivo; pero cuando este actor tenía que hacer gestiones administrativas, no ponía Cary Grant en sus documentos, sino Archibald Alexander Leach, un nombre que sería sin duda mucho más difícil de retener para el público.

Pero vayamos a un caso típico de persona que pertenece a un grupo social señalado por distintas razones: el pueblo judío. Un chico norteamericano que se llamaba Eugene Maurice Orowitz tenía un padre judío y una madre católica. De los mundos judío y católico aprendió que era más interesante pasar desapercibido, que ir declarando públicamente que era judío, o católico; así que adoptó el alias de Michael Landon. Un nombre fácil de recordar, y que de hecho, sigue siendo inmensamente popular décadas después de su fallecimiento.

Además, no olvidemos nunca que el derecho al nombre, es un derecho que tiene todo ser humano. Se puede cambiar el nombre que se tiene, o modificar, alterando el orden de los apellidos. Esto último sucede muchísimo, sobre todo en Estados Unidos donde el apellido materno muchas veces pasa a ser el nombre elegido y el paterno el que no se usa. Por ejemplo el ex beatle John Lennon, no se llamaba realmente así, sino John Winston Lennon. Como se ve, se hizo famoso por el apellido de su madre Julia Lennon, omitiendo el de su padre; pero es que es mucho más sonoro John Lennon que John Winston.

Sin embargo, tras su matrimonio con Yoko Ono, John Lennon hizo uso de su derecho a cambiarse el nombre y se puso John Winston Ono Lennon.

En cuanto a seudónimos, elegir uno no significa en absoluto renunciar a que se conozca la identidad real, pero sí distingue a quien lo usa de los demás. Por ejemplo ¿Alguien sabe quién fue José Augusto Trinidad Martínez Ruiz? Apuesto a que no le suena a nadie ese nombre. Pero "¿Azorín?" Ese nombre seguro que sí le suena a todo el mundo, porque es el alias de ese escritor español.

El alias o seudónimo es la base de lo que hoy se llama "la marca personal". Cuanto más original sea, mejor.

A veces el seudónimo se pone de un modo un tanto arbitrario. Por ejemplo el actor Dirk Benedict, realmente no se llama así, sino que se llama Dirk Niewoehner. Un día cuando empezaba como actor, necesitaba improvisar un nombre comercial, y se inspiró en una caja de huevos "Benedict". De ahí el nombre.

Otro caso famoso de nombre modificado es el del astronauta del Apolo XI Edwin Eugene Aldrin. Le apodaban "Buzz", y al final él mismo se cambió legalmente el nombre, y se llama "Buzz" Aldrin. Tal y como suena. De un apodo, ha creado una marca personal intransferible, que le distingue de todos los demás astronautas. Y por cierto, aquí hablar de cobardía sería equivocado porque para hacer uso de un nombre modificado como el de "Buzz" Aldrin hay que tener una gran personalidad, esto no es apto para personas convencionales que teman las críticas :p Como veréis Buzz Aldrin firma sus libros tal cual.

Distinguirse, esto es muy importante, y se está olvidando. Se distingue no quien hace mucho ruido o mucho escándalo, sino quien logra brillar con luz propia, sin tapar la de los demás. En el pasado, los caballeros se dejaban bigote, barba, se ponían sombreros, trajes, etc. todo para no ser igual que el vecino y para ser diferente, distinguirse, que no es lo mismo que ser un presumido. El que busca la distinción, busca ser único, ser valorado por sí mismo, no por su semejanza con otros.

Alguien que se llame "José Luis Rodríguez Rodríguez" por ejemplo claramente necesita un seudónimo si quiere conocer la fama o por lo menos darle al público un nombre artístico que pueda relacionar con él rápidamente.
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