Sorpresa en Metrópoli

Su cabeza descansaba sobre el cristal de la arañada ventanilla. Vibraba un poco y las luces se transformaban en rápidas estelas en su mirada. Amarillentas farolas se inclinaban al paso del viejo autobús. El codo permanecía casi en equilibrio en el borde del cristal y la palma de la mano sostenía con fuerza su barbilla, recordando por momentos a Hamlet; "Ser o no ser, esa es la cuestión". Unos deshilachados mechones de pelo ondulado caían a ambos lados de su cara, enmarcando una mirada que parecía la más triste de toda la ciudad. Como las malvas ella crecía tranquila, ausente de todo. Sus pensamientos divagaban sobre una vida, un alma solitaria. Ella no estaba echa para compartir su vida con alguien y se veía, como años atrás, caminando por las calles de una gran ciudad sin más compañía que la luz de las farolas. Las calles pasaban por sus ojos sin transición, bancos con mendigos, grupos de jóvenes, hombres solitarios, ... Vidas desconocidas para ella, como su propia vida para otros tantos.

En la siguiente parada, un chico de unos 20 años subió al autobus. Éste echó un vistazo alrededor en busca de un asiento vacío y encontró uno al lado de una chica de pelo ondulado y mirada triste. Sus ojos se perdían a través del cristal y parecía no haberse percatado de la presencia del muchacho.

- Perdona, ¿puedo sentarme aquí?
- ¡Ah! Sí, claro...- Aquella chica parecía haber despertado por fin de su sopor.

El chico comenzó a examinar los rostros aburridos de la gente... Como siempre, se sentía como un alma solitaria, rodeado de desconocidos en una gran ciudad. Miró con curiosidad lo ojos de la chica que se sentaba a su lado y se preguntó qué sería lo que los llenaron de esa tristeza. La consideró una chica muy atractiva, sin embargo, como siempre, él acabaría siendo un rastro en la memoria de la gente, aquella chica jamás volvería a verle y jamás conocería su nombre.

De pronto, la chica se levantó. Él se recorgió un poco la piernas para dejarla pasar con mayor facilidad. El autobus paró y la chica desapareció por la puerta trasera, perdiéndose entre las calles de aquella ciudad. Con un silencio, con una mirada, con un roce fugaz, se despidió de ella sin que ésta se diese cuenta.

- Un alma solitaria una vez más- suspiró melancólico entre dientes.

No hacía frío, las farolas daban a la atmósfera de las calles un color amarillento que enrrarecía el aire. Caminando con las manos profundamente metidas en los bolsillos de sus vaqueros, con la mirada perdida sobre las baldosas de la acera, con las ondulaciones de su pelo retorciéndose a su espalda, siguió pensando en su papel de alma solitaria, perdiéndose en la memoria de la gente.
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PD: Gracias Demnim por ayudarme a escoger el título.
muchas gracias nylsa, aunque te haya dicho que no he hecho na pa merecer estar ahí, bueno sobre el texto. Me encanta, las descripciones son geniales, el texto es muy bueno, aunque me hubiese gustado que fuese un poco mas largo ya que he disfrutado mucho leyendolo, bueno ya esuqe me quedo sin palabras :P, sigue asi!
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